domingo noviembre 17 de 2024

El camino soñado

09 diciembre, 2013 Opinión

esteban jaramillo

Por Esteban Jaramillo Osorio.

Hoy por hoy resulta imposible vivir sin la selección. La indiferencia no tiene espacio. Los tiempos muertos de la competencia, fueron ocupados, el viernes pasado, por el embrujo fascinante e impredecible del sorteo al mundial. Fueron dulces las balotas y los rivales sorteados parecieron de libre elección para los colombianos, con sonrisas para todos. El asunto salió redondo: oponentes, lugares, distancias, temperatura.

Solo con Irán, Australia, Argelia o Corea nos pudo ir mejor. Eso es mucho pedir. Va ganando el torneo orbital intensidad, con el paso de los días, en cuenta regresiva, entre predicciones optimistas o alegatos pesimistas, mientras se engorda la agenda de los deseos, por la puerta abierta que dejo el calendario inicial. En el día a día actual, Colombia es superior a sus rivales por su estatus mundial, su nómina, la idea de juego, hasta ahora respetada, y sus números. Colombia dependerá de Colombia y no de sus adversarios, ninguno fuera de serie; para ello necesitara vacunarse contra la inseguridad, el escepticismo y la egolatría.

No forma parte nuestra selección de pasiones o delirios de candidaturas desbocados, de maldiciones o grupos de la muerte, tan cacareados.

No implica esto pasar por alto el análisis del rival, tarea estratégica que corresponde a Pekerman. Con ello se evitarán casualidades por errores de planificación, tan criticados en el pasado.

No se ven razones, entonces, para frenar el entusiasmo. Ninguno gana un partido sin jugarlo, con respeto al oponente, pero el pueblo Colombiano, inmerso en sus pronósticos, mas aterrizado tantas veces que el periodismo, acostumbrado este a trazar paralelismos o a desentrañar historias, tiene el derecho a soñar. Quiere un equipo ambicioso y ganador.

Como está demostrado, es sutil la línea que separa éxito del fracaso. Atención a eso. Como decía Bilardo, técnico campeón con Argentina: “antes de un mundial compras una túnica para pasar de incógnito en un país remoto, o un esmoquin para desfilar triunfante” Simple: amor o tragedia. En Colombia, todo está servido para ganar. A comprar esmoquin…

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