Farc prevé “desaceleración” del proceso de paz e intensificación de la guerra en Colombia
El autodenominado secretariado general de las Farc pronosticó para este 2014 “un año corto, pero tempestuoso”, en el que el proceso de paz con el gobierno se “ralentizará”, esto es, se desacelerará, mientras que la guerra se intensificará.
Además, notificó que “está fuera de lugar la mínima posibilidad” de que las Farc “firmemos algún acuerdo de paz ajeno a la profundización real de la democracia y la justicia social en Colombia, así que si la posición de los representantes del Estado no cambia, puede descartarse de plano su concreción en el 2014”.
Los pronunciamientos están consignados en un escrito publicado en su página en Internet, en el cual advierte que, como consecuencia de las elecciones que se cumplirán en marzo y mayo, “los afanes electoreros y las consiguientes recomposiciones políticas conducirán a que los avances en las conversaciones entre gobierno e insurgencia pasen a segundo plano”.
Subraya que “Santos anuncia que su principal bandera será la consecución de la paz, lo cual parece comprometerlo a perseverar en los diálogos con las FARC-EP, independientemente de lo que alcance a pactarse antes del 25 de mayo. Además está la expectativa por el comienzo de conversaciones con el ELN, en lo que sin duda gobierno y esa fuerza insurgente han de estar trabajando con urgencia a la sombra”.
“Está claro –dice–que la Mesa de La Habana puede caer en una ralentización obligada, aunque finalmente podría saldarse con otro convenio parcial, como en los demás puntos, trasladando los temas álgidos para un incierto después. Habrá que verlo. Pero lo que no se detendrá un solo instante es la guerra”.
“Es clara a estas alturas la estrategia del gobierno al asumir los diálogos con la insurgencia. Pero salta a la vista también que la agitación política y social en ciernes, terminará por fortalecer la consigna de la solución política al conflicto”, agrega.
Por eso –continúa diciendo–el trasfondo de la discusión en La Habana será una gigantesca escalada contrainsurgente, que además de los bombardeos y ofensivas militares de toda naturaleza, incluirá detenciones, allanamientos, persecuciones, asesinatos, montajes y la diversa gama de arbitrariedades en que son expertas las autoridades policiales, militares y judiciales. Será la manera real como el gobierno nacional buscará la concertación de un acuerdo en la Mesa. Y lo hará con toda saña”.
Sin embargo, advierte que esto “no excluirá, muy a su pesar, la respuesta del otro lado, cansado de escuchar las voces que le piden repetir o prolongar sus ceses unilaterales de fuego, mientras el Presidente condena la mínima posibilidad de tregua. Sin excluir que la confrontación, librada desde el Estado bajo la concepción del enemigo interno, afectará hondamente a la población civil, que sin duda terminará por pronunciarse contra ella de manera cada vez más sonora”.
Por otro lado, subraya que “está por definirse la cuestión con la alcaldía de Bogotá, que pone de presente el carácter antidemocrático y excluyente del régimen vigente”.
Asegura que “una salida obligada de Petro terminará por convertirse en la mecha de grandes conmociones políticas por las trasformaciones estructurales en Colombia. La vaga legitimidad del régimen terminará por hundirse del todo”.
Anota que “también son muchos los sectores fastidiados con tanta demagogia y triquiñuela por parte del gobierno nacional. Las víctimas de la locomotora minera, los despojados por la agroindustria, los quebrados con los TLCs, los desengañados con la adjudicación de tierras, los campesinos, comunidades negras e indígenas burlados en las mesas de diálogo, los estudiantes apertrechados contra la privatización de la educación, el personal médico, los pacientes y las comunidades en franca pugnacidad por una salud verdadera y gratuita. Es muy probable que todo eso estalle en la cara del Presidente, por encima de su campaña por mostrarse solícito con todos ellos”.
Finalmente reseña: “Sea cual sea el nuevo gobierno, se las verá con un gran movimiento nacional que condena la guerra y exige la paz. Y que no va a tragarse la pública confesión de Santos de que un acuerdo de paz no va a cambiar nada en Colombia. El 2014 pinta así como un año corto, pero tempestuoso”.