El Ojo del Halkón
Colegas seamos periodistas
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
No hay nada más difícil que hablar de la misma profesión, y en este momento soy osado para hacerlo, aunque he ejercido como profesor de periodismo, ahora lo hago para ser la voz de los que no tienen voz y que son los lectores, los oyentes, los televidentes y los que nos siguen por las redes sociales.
El periodismo colombiano ha sido calificado como uno de los mejores a nivel mundial, y de eso me consta, porque cuando viví fuera del país se me trató con mucha altura y fui elogiado, por mi trabajo y por ser colombiano, según el comentario que me hicieron, las plumas de los escritores y periodistas colombianos eran de alta categoría, y todo eso por la calidez y la manera de ser de sus gentes, además de ser sensibles y bastante románticos, lo que hace que lo que se escriba salga desde adentro del ser y se vuelva más interesante. Por eso la crónica ha sido uno de los fuertes del periodismo colombiano, estilo que se ha ido perdiendo, por la inmediatez y la falta de una verdadera investigación.
Me he ocupado del tema, porque los ciudadanos común y corriente no se sienten bien cuando los periodistas creemos ser poseedores de la verdad absoluta, es decir, de tener la última palabra en todo lo que se dice y se opina, y no sé qué es lo que está pasando con las nuevas generaciones de periodistas, porque uno se queda pasmado al ver que el entrevistador quiere ser más figura que el entrevistado, que debería ser el que ocupe los primeros lugares.
En las universidades se les ha olvidado enseñar que el periodismo es una verdadera vocación porque muchos llegan a la academia buscando ser figuras, en lo que yo puedo decir que están equivocados, porque no se triunfa si no se tienen capacidades y un periodista que no está informado, que no estudia, que no investiga y que hace las cosas a las carreras no puede cumplir a cabalidad con lo que es la profesión, olvidando que estamos es para informar y no para desinformar.
Hace un tiempo, asistir a una rueda de prensa era algo bastante importante, pero ahora, encontramos periodistas que llegan muchas veces sin conocer los personajes y estar dateados sobre el tema que se va a tratar y a pesar de que en antaño los periodistas empíricos eran toderos, sabían de todo y sobre todo tenían respeto tanto con la audiencia, que como con los personajes que entrevistaban.
En estos momentos el Ministerio de las TICS parece que se ha olvidado de estar monitoreando lo que se dice en la radio y en la televisión y ha hecho que la radio que ha sido la mejor compañía para todos los oyentes comience a perder, porque se les ha dado y abierto micrófono a personas que no saben respetar el idioma y que creen que con la vulgaridad es que se consigue audiencia.
La radio en este momento se divide en dos: las grandes figuras, que ganan millones de pesos por hablar y tratar de imponer sus ideas y los que ganan menos y que no se preparan, cuando no podemos olvidar que el país está lleno de grandes talentos y de gente que puede hacer las cosas muy bien.
El periodista ha perdido su independencia, da pena como en ciertos medios de comunicación no entrevistan sino a dos o tres personajes, como si no existiera nadie más y esto sucede en los campos de la política, el deporte y la economía.
Y es vulgar el periodismo que se está haciendo en el campo del entretenimiento, se nos olvida registrar los logros de nuestros coterráneos o de los artistas extranjeros, creyendo que con contar cosas íntimas de ellos se consigue más audiencia y se nos olvida que los periodistas estamos para ayudar a educar y no para sembrar cizaña.
Se nos ha olvidado que los periodistas no gobernamos, no legislamos, no juzgamos y nuestra opinión no es la última para tener en cuenta. Quiero ser claro, en el periodismo hay sectores de columnistas o como los llamaban antes, opinadores, pero quien escribe una noticia, debe de redactarla guardando las reglas de qué, cómo, cuándo y dónde y no editorializando, porque para eso hay personas especializadas.
No hay que tener la camiseta puesta no solo de los equipos, sino también de los grupos políticos, de los grupos sociales y de los sectores económicos, porque de lo contrario no podríamos hablar de una prensa libre, pues siempre estaríamos al servicio de alguien.
La gente está cansada de escuchar las narraciones deportivas, porque muchas veces los narradores y los comentaristas parecieran que estuvieran viendo un evento diferente al que están narrando y comentando y lo hacen precisamente es para congraciarse con el sector que más les conviene.
Los noticieros de televisión están apagando muchos televisores y esto simple y llanamente, porque la gente está cansada del amarillismo, porque se nos ha olvidado dar a conocer las buenas noticias y solo lo que importa, como nos lo dijo un presentado, a las directivas del canal solo les importa lo que tiene sintonía. Y la labor del periodista donde se queda?
Hay tiempo todavía de corregir todos estos errores, porque me consta que hay grandes talentos, pero si les cortamos las alas a los que lo hacen bien, podemos quedarnos con un pueblo más ignorante de lo que puede ser, por falta de información y con unos medios sin respeto, como se vio hace algunos días durante las protestas contra la salida del alcalde Petro, en donde a una periodista la tuvieron que sacar escoltada, por el odio de las gentes que se encontraban en el lugar, que rechazaban la forma en que la colega presentaba su informe.
El respeto se gana, no se impone.