El Ojo del Halkón
Una gran sequía sin dolientes
Por Rubén Darío Mejía Sánchez
El país quedó totalmente petrificado y aterrado cuando los medios de comunicación dieron a conocer declaraciones de los campesinos del Casanare en las que informaran que más de 20000 chigüiros, de ganado vacuno y de otras especies de fauna habrían muerto como consecuencia de la sequía que azotaba a esta lejana región del oriente colombiano.
Tanto los representantes de los Ministerios de Agricultura, de Medio Ambiente y otros sectores salieron a dar la cara y a hablar sobre la protección del medio ambiente en esa sección del país y a hacer toda clase de diagnósticos, con el fin de evadir responsabilidades, pues según ellos se ha venido trabajando y haciendo mucho por el medio ambiente y lo más sorprendente es que los resultados no se han visto hasta el momento.
El IDEAM dijo desde el mes de noviembre que llegaría una época bastante seca, pero nadie le puso cuidado y ahí si como dicen las señoras este no es el momento para llorar sobre la leche derramada, sino para que quienes tienen la verdadera responsabilidad de lo que está sucediendo hagan algo y no comiencen a buscar culpables en donde no están.
No solo habitantes de la región sino centros de investigación, profesores universitarios y otro grupo de interesados en el tema ambiental han venido desde hace años y a partir de experiencias con conocimientos científicos, han venido haciendo un S.O.S. sobre la forma irresponsable como se adelanta la transformación del Casanare y en general de la Orinoquía hacia la agroindustria, la minería y la actividad petrolera.
Ha sido más importante para muchos buscar el lucro que importarles los costos ambientales y no han escuchado los clamores que han encontrado y los dirigentes del sector público y privado se han dedicado con dedo acusador a señalarlos como supuestos opositores del progreso de la región.
No ha importado que muchos hayan enfatizado que es necesario aprovechar las grandes oportunidades económicas que ofrece la Orinoquía mostrando vías para hacerlo en forma amigable con el medio ambiente y socialmente justa y equitativa.
Como lo subrayó el Director del IDEAM, la estación seca que afecta al Casanare no es diferente a las registradas en los últimos 20 años.
Se hacen muchas preguntas, que fue lo que sucedió? En que se falló? y quienes son los responsables? Y es cuando se descubre que los impactos de la sequía actual y anteriores se han magnificado como consecuencia del deterioro de los ecosistemas que soportan el ciclo del agua, los que se evidencian en la destrucción de los páramos y los bosques andinos, en donde nacen los ríos del Casanare y muchos otros de la Orinoquía; también se ve como el ilegal drenaje de humedales y destrucción de matas de monte y morichales en la planicie llanera para habilitar tierras para la agricultura son otro de los puntos clave.
La ecología enseña que una vez se sobrepasa ciertos umbrales de deterioro, los servicios que prestan los ecosistemas, como es en este caso el del agua comienzan a colapsar, que puede ser lo que está sucediendo en estos momentos. Se suma a todo esto las estaciones secas más fuertes y prolongadas que se van presentando como consecuencia del cambio climático, con lo cual se pueden llegar a producir situaciones más graves que las que se están presentando.
Son muchas voces las que identifican la exploración y explotación de petróleo como otra de las causas de desregulación del ciclo hídrico, pues podrían estar afectando el funcionamiento de los acuíferos, lo que han dicho los empresarios del sector que es una falsa acusación, pero no debía de pasarse por alto y sería bueno que el Gobierno promoviera una evaluación independiente para determinar si esto es cierto o mentira.
Lo que se puede hacer es muy claro, es necesario detener la transformación caótica de la región, orientar a los que tienen que ver con el medio ambiente para que estudien y den soluciones rápidas y sobre todo iniciar una tarea de restauración de los ecosistemas afectados.
Escandaliza de otra parte, que no se cuenten con personal calificado para hacer las investigaciones del caso y que recomiende correctivos para que se pueda salir de esta crisis, que no puede afectar únicamente a esta región sino en los próximos años al país entero, cuando se hable de los cambios climáticos efectivos, a los que no han puesto cuidado, no solo el Gobierno colombiano sino grandes sectores de la dirigencia internacional.
Los titulares de prensa abundaron este fin de semana, se criticó demasiado lo que está sucediendo y fueron pocas las soluciones que se dieron, empezando porque no existen datos estadísticos que permitan conocer desde cuando se presentaron las primeras muestras de este desastre.
Da pena que ahora se tiren la pelota los diferentes sectores, tanto público como privado, pero a estas horas del partido el Gobierno Nacional sale a recomendar algo que se debía de enseñar desde la escuela pública y privada y es de dar un buen manejo a los recursos naturales y hoy el Gobierno Central recomienda no gastar agua, mientras que algunos gobernantes y exgobernantes han estado de acuerdo en casi regalar el agua a ciertos sectores, que por no costarles nada los desperdician de manera salvaje.
Esto de la sequía es responsabilidad de todos, no se ha dado leyes firmes para castigar a los que talan árboles, se desperdicia el agua, se dragan los ríos sin control y queremos acabar con el planeta cuanto antes, porque nada nos cuesta, volvámoslo fiesta y todos esos recursos naturales han sido un regalo del gran Creador para quienes habitamos este lugar.
Se habla de un final del mundo, y dirían los más creyentes que Dios va a acabar con el mundo en cierto momento, y yo diría dentro de mi ignorancia, que Dios no necesita hacer esto, porque el hombre está terminando con su vida y con todo lo que le rodea.
Sería bueno que en un país en donde está casi todo centralizado, no nos olvidáramos de lo que pasa en las regiones ricas y apartadas, que son las que nos dan la comida, porque un desastre ecológico puede suceder en cualquier región y como quedaríamos que esto sucediera en la gran despensa llamada la Amazonía.
El Gobierno es responsable de tomar medidas al respecto, llamar a la mesa a todos los sectores involucrados y entre todos trabajar para buscar y encontrar una verdadera solución.