El mejor homenaje para «Gabo»
Por Jorge Giraldo Acevedo
La mejor manera de hacerle un merecido homenaje es aumentando nuestros hábitos de lectura; los que ya nos deleitamos con sus magistrales obras volverlas a leer y los que no lo han hecho adquirirlas.
Es indiscutible que «Gabo» es el más universal de los colombianos como bien lo destacaron medios de comunicación nacionales y de todo el mundo; hasta el presente tiempo es el único colombiano que nos ha dejado un Premio Nobel de Literatura y con sus obras vivirá eternamente.
El patriarca de Macondo dejó el mundo terrenal justamente cuando Colombia alienta la esperanza de que llegue a su final la guerra que hemos vivido por más de seis décadas.
Él nos demostró en sus magistrales obras pero más en «Cien años de soledad» y en «El coronel no tiene quien le escriba» que Colombia es un país «macondiano», donde a diario ocurren situaciones de lo insólito que bien pueden ser clasificadas como casos para «Ripley» o para la famosa sección periodística «aunque usted no lo crea».
Sus capacidades creativas se ven claramente en todas las frases de sus obras y su comportamiento personal en términos muy generales fue muy sencillo y bromista o, como dicen en la Costa Caribe, de insigne «mamador de gallo» y siempre se identificó en la política con movimientos socialistas de Colombia y del mundo.
Por haber nacido en Aracataca «Gabo» sacó a a esta población del anónimato y la colocó ante el mundo como la más conocida de Colombia.
Personalmente nunca olvidaré su emotivo saludo y el breve diálogo que tuve con él, en compañía del diseñador gráfico Gabriel Mejía, en el Hotel Tequendama de Bogotá, hecho que ocurrió en el año 1.991.
Como bien lo aseveró el filósofo francés Michel Foucault, «todo libro es una caja de herramientas»…Y la obra literaria de Gabriel García Márquez siempre tuvo como propósito principal el de hacer conocer la problemática social de los pueblos…