Entre truenos, aplausos e instrumentos le dijimos adiós a Gabo
Por: Paola Helena Vargas Ortiz
“Era lo último que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto, pero sin acabar de acabarse jamás”. Cien años de soledad.
Con esa personalidad fuerte con la que se caracterizaba a los 87 años Gabo, nos dejó a grandes y chicos un legado que recordarán mis hijos, mis nietos y mis…
Como un grande así despedimos a nuestra leyenda, a nuestro Nobel, a ese escritor que con su estilo propio plasmó nuestra realidad con palabras sabias y mágicas entre líneas.
Adiós a Gabo como le decíamos todos de cariño, desde sus mejores amigos, hasta sus más lejanos lectores. Hoy literalmente hasta el cielo lloro por él, hoy la Catedral primada de Bogotá se llenó de visitantes que entre vallenatos, lágrimas y lluvia le dieron el último adiós, al más grande.
El homenaje comenzó con una intervención del arzobispo de Bogotá, cardenal Rubén Salazar, quien se refirió al texto bíblico que trata sobre el Sermón de la Montaña de Jesús basado en las bienaventuranzas, y lo recordó como “El máximo maestro de las letras”
Con la Catedral adornada de flores y mariposas amarillas y de fondo la interpretación del “Requiém” de Mozart por un momento me hizo evocar a ese maravilloso Macondo y toda esa historia que traía consigo Cien Años de Soledad. Es ese preciso momento en que la melancolía se apoderó de los asistentes que en medio de lágrimas le dijeron hasta pronto.
Asistentes importantes éramos todos, reconocidos unos tantos, Juan Manuel Santos, su familia, expresidentes como Belisario Betancur, César Gaviria y Ernesto Samper, empresarios, Congresistas entre otros que lo tendrán presente en sus recuerdos…
Con un semblante decaído pero como quien se refiere a un padre, Santos dijo: « Hoy recordamos y rendimos tributo al Gabo literato, al Gabo periodista, al Gabo formador de nuevas generaciones, al Gabo militante de las causas justas, al Gabo vallenato, al Gabo humanitario, al Gabo promotor del cine y —más que nada— al Gabo que más quiso ser y por el que más quisiera ser recordado: el Gabo cálido y amigo, el mejor amigo de sus amigos.»
Finalmente lo despedimos con una de sus mayores pasiones el vallenato y con una de sus canciones favoritas “La casa en el aire”… Llovió como hacía mucho no sucedía en Bogotá y entre truenos, aplausos e instrumentos le dijimos adiós.