miércoles diciembre 18 de 2024

Colombia voto por lo mismo:

26 mayo, 2014 Opinión Alejo Vallejo B.

El sin fin de una esperanza frustrada

Por: Alejo Vallejo B.

Colombia entera vio transcurrir este domingo, casi desde la barrera como en las corridas de toros, la primera vuelta de la jornada electoral por la presidencia de la república en medio de la mayor abulia y desinterés por un debate sin fin de una esperanza frustrada, como quedó demostrado en el número total de votos depositados, 12 millones de sufragios, de casi 40 millones de ciudadanos aptos para votar. Las calles, las plazas, los espacios públicos y los lugares de votación estaban muy disminuidos, no digamos totalmente vacíos, pero sí se notaba una desolación que rayaba con los tiempos macondianos de los días de la peste.

La alta abstención registrada, nacional e internacionalmente (más allá 66 por ciento, superior al 77 por ciento en algunas regiones), se entiende como un rechazo espontáneo a las características que mostraron las campañas participantes: un cacareo de frases prefabricadas que los estrategas publicitarios lograron llevar al ring del pugilato donde no faltaron las amenazas de demandas y las peticiones de renuncias en un contexto de contravenciones jurídicas y legales en torno a las chuzadas, las interferencias y otras prácticas calificadas como guerra sucia o agua revuelta.   

Los votos en blanco que en esta ocasión sumaron 770 mil se comprenden como la expresión de un electorado amorfo, no contento con ninguna de las figuritas del álbum, que aspira a ver y acompañar nuevos nombres con dignas propuestas que ofrezcan un destino coherente con un país que se desdibuja más y más todos los días, y que ninguno de los candidatos supo presentar, por falta de visión y compromiso con un territorio que tiene todo para salir adelante ante el concierto global de la economía y la diversidad cultural. La sumatoria de votos en blancos cuadruplicó la registrada en la jornada para cuerpos legislativos en las elecciones de marzo anterior.

Digamos entonces que la fiebre de la nación está en las sábanas y que el enfermo se puede levantar mañana temprano a continuar sufriendo y padeciendo las mismas inclemencias y adversidades a las cuales está acostumbrado en el país del sagrado corazón de Jesús. Considero que estas elecciones, en el sentido de la significación democrática que ello obliga, han pasado también en blanco, precipitadas por el ruido contaminante y distorsionador (mucho tilín tilín), por el discurso insulso y barato orientado a la galería y la tribuna que no sabe distinguir la calidad de entre la cantidad. Esto quiere decir que seguimos con los mismos en las mismas, qué pereza.

La victoria del Centro Democrático con el candidato Oscar Iván Zuluaga (3 millones 800 mil votos), que no alcanzaron a ser la tercera parte del total de votos registrados (12 millones), le ganó por media llanta al candidato-presidencial Juan Manuel Santos, pero digamos que todavía no ha ganado nada por que faltan los comicios definitivos y el tour no ha terminado. Confieso que me he quedado de una sola pieza pues no esperaba los resultados vistos, o sí los esperaba porque como dice el dicho, todas las aguas van al mar. A veces pienso que las distintas vertientes políticas e ideológicas responden a un mismo credo, dogma o doctrina que nos sembraron los europeos con su descubrimiento (encubrimiento). Como colombianos continuamos a la deriva desconociendo nuestra realidad inmediata (el paro agrario no existe, los campesinos no existen, el río Magdalena no existe, el agua potable no existe), de espaldas a un territorio que tiene todas las ventajas comparativas y competitivas que pocas naciones tienen en el mundo. Nos hace falta con premura el elemento humano, consciente de su poder humanizante.

Por eso no encontré mayores diferencias en los discursos de los candidatos luego de conocidos los resultados. Todos hablaban de lo mismo, seguridad, salud y educación. Nada nuevo. Muchas promesas de grandes propósitos colectivos que en realidad es lo que falta. Nadie se acordó de los niños que siguen siendo los eternos paganinis, víctimas de la irresponsabilidad y el desconcierto de los adultos y las instituciones corruptas, de las mujeres que continúan convertidas en blanco del ácido y el maltrato de hombres desadaptados a falta de amor y entendimiento, de los adolescentes que son víctimas de quienes manipulan el fútbol con la violencia y la educación con la fábrica de cartones para el desempleo.  

La Registraduría Nacional del Estado Civil fue la gran ganadora y se llevó la copa de la eficiencia entregando unos resultados a tiempo, demostrando agilidad y presteza. Con razón Tola y  Maruja le aconsejaron al hombre de la Z que se asociara con los “muppets” y no con los hackers. Ese consejo también se entiende en un país donde ya sabemos que todos estamos chuzados, o para decirlo en otros términos, integrados, comunicados y apocalípticos. Digamos con mister Uribe que Dios les de muchas luces a los ganadores. Campaña en primera vuelta cerrada. Colorìn colorao.

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