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25 mayo, 2014 Opinión Alejo Vallejo B.

Todos vamos al circo a votar

Por Alejo Vallejo B.

Este domingo los colombianos vamos a elegir en primera vuelta -si es que esta vez hay un candidato ganador que obtenga más del 50 por ciento de los votos-, al próximo presidente de la república, ojalá así sea, con lo que nos ahorraríamos más de lo mismo, de lo cual estamos mamados y remamados.

Y diría que lo de este domingo es una fiesta democrática subjudice y que cada uno de los candidatos participa sabiendo que el nivel de complicidad que asume frente al enorme esperpento y atentado que se está cometiendo contra la soberanía y la seguridad del Estado. Y  todos lo hacen de la manera más folclórica como si aquí no pasara nada. Nos acostumbramos al sonsonete del sainete: todo es grave nada es serio.

Qué pena que los enanos se hayan crecido, que los tigres y los leones hayan acabado por comerse los burros, los perros y las focas amaestradas, qué circo tan denigrante. Cinco candidatos, no se sabe cuál de ellos más cándido, pretenden vendernos el bálsamo de Fierabras que no tiene precio pero lo cura todo. Qué abatimiento saber que cuatro de esos mismos candidatos han servido a los intereses de quien dirige la orquesta desde bambalinas, a quien, al de menos, le  cargó el megáfono, al de más le sirvió en bandeja la presidencia. No faltará quien haga el triple salto mortal desde la lona y nos cobren al doble la boleta a la salida. ¡Este circo es así, qué le vamos a hacer!

Ya sabemos que todos los discursos no dejan de ser eso mismo, simples discursos de feria para engatusar parroquianos. Se perdió la imagen del estadista, transvestida en un ventrílocuo que proclama por analogía metafórica lo de los demás, pero no sabe a ciencia cierta de qué está hablando. Mientras tanto el país real se debate en paros, desfiles, marchas, mingas, concentraciones, huelgas. Otros se emborrachan y salen muy por las mañanas a atropellar niños, mujeres, ancianos, trabajadores, y parte sin novedad mi primero. Zumban las balas perdidas en las esquinas y caen los niños muertos. Otros mueren víctimas de la ineficiencia administrativa, de la complicidad irredenta, lo cual nos recuerda que los niños sí existen en este país.

Ninguno de los candidatos habla de la enorme biodiversidad que posee el territorio nacional, de las riquezas ocultas, saqueadas, desconocidas, monopolizadas, privatizadas. No hay ríos, no hay vías, no hay puertos para conocer el país que habitamos. Ninguno de los candidatos posee la necesaria visión de la poderosa diversidad cultural que constituye el alma dormida de la nación entera. Cuándo despertaremos del sueño profundo de nuestra propia inconsciencia. 

Si va a votar este domingo, hágalo por quien considere que reúne las capacidades de género y las facultades sabias para rescatar un país que se sume en la alcantarilla de los tiempos. Antes que alguien coloque la denuncia (o tutela) de obstrucción a la justicia, que es lo que estamos viviendo en esta jornada electoral. La fiscalía ya lo ha reconocido y los personajes involucrados también. Una contravención de la ley tipificada como delito de espionaje, que se explica por el manejo de información sensible desde el punto de vista político, militar, económico, ha colocado en peligro la seguridad del Estado, la vida de las fuerzas armadas, soldados, policías, funcionarios públicos. Y de paso se han configurado otros delitos que se entienden como traición a la patria, concierto para delinquir, etc., etc., etc.

Un camino largo y tortuoso espera al país en investigaciones y juzgamientos después de esta jornada electoral. Pero no importa, somos el circo más espectacular y taquillero del mundo, sigan, sigan, tenemos números a carcajada batiente como el Ocho Mil, el Caguán, la Interbolsa, el Bollo Perfumado, el Gramalote y otros que no revelamos por respeto a nuestra querida concurrencia. Y tenemos la trágicomedia del periodismo de la bacanería, que a título de premios, certificados, prebendas, viajes y otras arandelas, contribuye a reproducir la falsa conciencia que nos carcome, tratándonos de infantes prospectos de ciudadanos sumidos en una narco-resiliencia para el disfrute del burlesco.

No vaya a votar por los candidatos que han utilizado los códigos y leyes penales para incurrir en los resultados de una elección, para manipular por quién votar, para bombardear en una guerra sucia las mentes colombianas y generar una devastación real que da asco, que se perpetúa a través del inconsciente en que nos hemos quedado, fruto de gobiernos arcaicos y semifeudales.

Vote a conciencia si le queda algo.

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