El goce y las calenturas…
Por Esteban Jaramillo Osorio
Vive Colombia la expresión más alta de este juego fantástico llamado fútbol, en el que se mezclan sueños y pasiones. Bálsamo esperado en un país lleno de agitaciones públicas, desvaríos de juzgados y reyertas políticas. Ocasión idónea, además, para mostrarse ante el mundo con la cara limpia, con calidad genuina y superioridad aplastante, sin escándalos, manchas, o contradicciones.
En el mundial, en el que se navega entre tiburones y los resultados son tan impredecibles que saltan de la apoteosis a la desdicha, los juegos de artificio celebran hoy el arranque luminoso de Colombia, ante Grecia, marcando notas de autoridad diferencial, que tocan con profundidad las fibras de la afición volcada, apasionada, en apoyo multitudinario a los protagonistas de la victoria, en el estreno.
Estado, este, de deliciosa agitación. Borbotean a la par, pasión y triunfo.
Ante Grecia, Colombia hizo de lado su tradicional estilo y se empeñó en resguardar el cero en su portería, cediendo la pelota al rival, instrumento inútil para ellos, en estrategia valida y efectiva, para soltar zarpazos colectivos de ataque, con amplitud y elocuencia en el marcador. Se supo adaptar al juego físico de su rival, lo que no logro Japón ante Costa de Marfil, el adversario a vencer en el grupo.
Con James como guía, Colombia evidenció una vez más que con la pelota puede ser una selección poderosa con inventiva y atrevimiento a la hora de marcar territorios para sus dominios.
Día inolvidable, debut soñado, espectacular en todo.
Que calenturas produce Colombia… que goce maravillosamente.