El toque… de violines
Por Esteban Jaramillo Osorio.
El vuelo alto de Colombia, en el mundial, se rubrica con goles, con victorias, con futbolistas que exprimen su talento y marcan diferencias, reafirmando con su intensidad de juego y su calidad técnica individual, la supremacía hasta ahora lograda. Y lo hizo Colombia, cumplió con su meta inicial, en medio de la fiesta nacional del pueblo comprometido, pasional y enloquecido con los triunfos.
Primó el sentido táctico en los dos partidos jugados, con el riesgo asumido frente a Costa de Marfil, cuando ingresó Quintero a darle un saludable aire a una zona, la medular, que deambulaba improductiva, así, con ello, de debilitaran los sectores de marca.
Colombia exhibe mentalidad ganadora, siempre toma protagonismo y, aunque sometido a un inevitable sufrimiento final, ha coronado sus deseos.
No pudo establecer el orden en el juego, a través de la posesión de la pelota, en los partidos cumplidos, pero hizo prevalecer la condición indiscutida de los futbolistas desequilibrantes, como Cuadrado, James Rodríguez y quintero. Contó, además, con un esmerado respaldo defensivo en el que se destacaron Yepes y Ospina, cuando amenazaba la noche, ante la atropellada reacción de los africanos, a pesar de aquel Taquicardico susto de la última jugada.
Cierto es que Colombia no ha guardado fidelidad a su estilo. Que de los toques cortos se pasó a los largos, que el trabajo colectivo, con paciente elaboración, se ha trasformado en repliegues rápidos e intensos para jugar al contragolpe. Pero da igual. Todas las formas son válidas, sobre todo en ese caso, cuando se respaldan con triunfos celebrados.
Estratega Pekerman. Todo en su momento adecuado.
Es la hora de ensalzar el equipo, de reivindicar a sus jugadores capaces de inventar una jugada de ataque, en el momento inesperado, con versatilidad en cercanías al arco rival, sobrellevando con ello la ausencia de Falcao. ¡Hay si Falcao hubiera estado¡
PD: ¿cuánto vale hoy Cuadrado?… y ¿a cuánto sube la cotización de James, tan líder, tan influyente con su juego? El despertar de Quintero para el fútbol mundial, fue como un toque de violines.