Dulces triunfos vs amargas “celebraciones”
Por: Carlos Alberto Baena López
Los triunfos de la selección colombiana de fútbol en el mundial de Brasil, nos dejan satisfacciones, sentimientos de orgullo patrio, ejemplos de compañerismo, y muchas lecciones positivas.
Hay que destacar el alto grado de compañerismo y verdadero trabajo en equipo, que demuestra la selección. Cuando prima el interés general sobre las aspiraciones individuales de los jugadores, se consiguen muchas cosas. Todos juegan, todos pueden hacer gol, se cede la opción personal a favor del otro, ese que tiene mejor perfil para lograr el resultado: Más goles y partidos ganados.
También hay que resaltar el esfuerzo y los méritos de cada uno de los jugadores. Se ve la entrega, el esmero y es evidente que están allí por lo que han alcanzado en sus diferentes clubes. No se trata de “amigos o recomendados”, sino del fruto del trabajo duro, la disciplina y la dedicación a lo que se ama.
Cómo no elogiar el amor de patria que se transmite desde la cancha. Verlos jugar es emocionante, pero mucho más, notar el sentimiento con el que cantan el himno nacional antes de cada encuentro.
Conforme avanzan en el torneo, y se hacen más grandes ante los ojos de la opinión pública mundial, siguen siendo sencillos en su trato, y afectuosos con la hinchada. Verlos con los aficionados en las tribunas tras concluir el partido, es una muestra más humildad, tan escasa entre quienes ostentan posiciones privilegiadas.
Todo esto no habría sido posible sin la ecuanimidad y el liderazgo que ha ejercido el Director Técnico don José Néstor Pékerman. Ha visto todas estas virtudes y las ha potenciado. Ha sabido poner en las mentes del grupo, lo colectivo sobre lo individual, y una de las cosas tal vez más valiosas: Conoce a cada uno, sus fortalezas, sus capacidades, y sabe aprovecharlas al máximo, en cada encuentro.
Ahora bien, la felicidad de ver cómo la selección avanza y hace historia partido a partido, llegando así más lejos de lo que nunca antes pudo hacerlo, se ve opacada por los excesos en los que unos pocos incurren, causando estragos y tragedias con las “celebraciones”.
Una vez más, hacemos un llamado a la Convivencia con Respeto, desde una perspectiva diferente a la política, pero igualmente válida. Moderación, tolerancia y consideración, para disfrutar el próximo encuentro de Colombia en el Mundial, sin tener después cosa alguna que lamentar.