Cese bilateral al fuego
“Hay que llenar el planeta de violines y guitarras, en lugar de tanta metralla”.Chavela Vargas
Por: Lorena Rubiano Fajardo
“Es urgente que pacten acuerdos humanitarios mínimos”
Las conversaciones de paz en la Habana entran en una etapa crítica, difícil y de mucha filigrana y tacto político, que incluye el tema de las víctimas, la participación política, la entrega de armas, el posconflicto, la desmovilización, la reinserción, la reintegración y la Asamblea Nacional Constituyente.
Nos duele como están acabando las Farc con el país, para demostrar poderío y posicionarse mejor, supongo yo, en la mesa y doblegar al gobierno en algunos de estos temas.
Escuchando al presidente Santos en su discurso de posesión haciéndole una fuerte advertencia a los alzados en armas, me dio la impresión de que algo no está funcionando bien y de pronto que es necesario analizar la posibilidad de hablar sobre un cese bilateral del fuego.
Varias veces las Farc lo han propuesto, pero el Presidente Santos se ha negado aduciendo que los rebeldes aprovecharían para fortalecerse militarmente.
La ratificación del ministro Pinzón, muchas veces atacado y sindicado por la guerrilla de ser enemigo de la paz, es un mensaje contundente del gobierno y es el de no aflojar en su posición de mantener la ofensiva en medio de las conversaciones.
El próximo martes comenzará la discusión sobre la reparación de las víctimas, mientras que la comisión de paz del Senado se reúne el miércoles con el ministro de Defensa y la cúpula militar a puerta cerrada, para buscarle una salida a la escalada militar.
Es urgente que la guerrilla y el gobierno pacten acuerdos humanitarios mínimos, que contribuyan a evitar más pérdida de vidas humanas especialmente de niños, envenenamiento de soldados, daños y atentados a las infraestructuras de servicios vitales como es el agua, que vulneren los derechos de la población civil.
La paz depende ahora del liderazgo del presidente Santos, del reconocimiento integral a la totalidad de las víctimas del conflicto y de la aceptación del pueblo colombiano.