domingo noviembre 17 de 2024

De las redes y ciertos abusos

13 agosto, 2014 Opinión

Carlos Alberto Baena 08_14

 Carlos Alberto Baena 08_14Por: Carlos Alberto Baena López

@Baena

Hace tan sólo unas semanas, la Justicia colombiana confirmó la condena en contra de un ciudadano, que utilizó las redes sociales; particularmente los comentarios habilitados para opinar sobre un artículo en la red; para irse en contra, abusivamente, de una exservidora pública del departamento del Valle del Cauca.

La decisión encontró que el individuo, efectivamente, había incurrido en delitos contra la honra y el buen nombre, afectando estos bienes protegidos por el ordenamiento jurídico.

La sentencia causó polémica, pues no faltaron quienes a la luz de la libertad de expresión, la encontraron desproporcionada y hasta peligrosa. No obstante, tampoco puede perderse de vista que en medio de la laxitud que ofrecen los medios electrónicos para diseminar comentarios o expresiones, cargadas de injurias, calumnias e irrespeto sin posibilidad de identificar a los agresores, y mucho menos de establecer la veracidad de lo que dicen, este fallo colombiano, es un pronunciamiento de avanzada.

El uso de los canales virtuales, también impone responsabilidad, pues las cortinas que se ubican sobre la identidad de sus usuarios, no tienen la capacidad de abolir aquella máxima que indica que los límites a los derechos propios, llegan hasta donde comienzan los derechos ajenos.

Entonces, todas las garantías de las que goza la libertad de expresión, deben tener especial consideración con la honra y el buen nombre de quienes pueden convertirse en potenciales víctimas de comentarios y opiniones.

Retomamos este tema, porque empieza a gestarse una campaña de responsabilidad en las redes sociales, que pretende evitar esta clase de conductas, oponiéndose al acoso o bullyng en la Internet.

Estamos a favor de esa iniciativa, cuánto más en cuanto que el Movimiento MIRA ha sido víctima de una de las más oscuras campañas de desprestigio, que tuvo tanta acogida en la Red, y que hoy está en conocimiento de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, por persecución política y religiosa.

Proponemos entonces, de una parte, que se abarquen las redes y también el ejercicio deontológico del periodista, y por otra, que el país se interese por la penalización de la Incitación al Odio, figura que ya existe en otras naciones, y que bien puede acogerse en Colombia, según el proyecto de Ley que nuestra bancada ya radicó en el Congreso de la República, sobre este particular.

 

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