domingo noviembre 17 de 2024

CONTRAPLANO-La niña sin nombre

21 septiembre, 2014 Opinión Orlando Cadavid Correa

Orlando cadavid columna

 PorOrlando Cadavid Correa

. Circula el libro La niña sin nombre, escrito a seis manos por Marina Chapman, (la protagonista); Vanessa James, (hija de la anterior), y Lynne Barret-Lee, (compositora de bandas sonoras para la industria fílmica) que recoge un episodio de la vida real ocurrido en la selva colombiana y que guarda una sorprendente similitud con la crianza que recibió en la espesa manigua el legendario “Tarzán” de ficción del escritor Edgar Rice Burroughs, equivalente a un simio sin pelo.

En sus 293 páginas, la obra reseña la increíble historia de una pequeña  criada por monos capuchinos, desafiando los peligros de la selva colombo-venezolana.

La mujer de esta cinematográfica aventura logró rehacer su vida y está radicada en Inglaterra. Las regalías por la venta del libro se destinarán a fundaciones que combaten la trata de personas en Colombia.

La contraportada es generosa en detalles. Así comienza la increíble historia de Marina: “Sucedió tan rápido, que es apenas un retazo de recuerdo. Estaba acuclillada en el suelo, concentrada, cuando una mano negra con un pañuelo blanco apareció de súbito, y antes de que tuviera siquiera la posibilidad de gritar, me había cubierto la cara por completo”.

Y continúa: “En 1954, en un pueblo entre Colombia y Venezuela, una niña de cuatro años es secuestrada y abandonada en la selva. Para no morir de hambre, comienza a imitar los hábitos de los monos capuchinos, hasta que por fin esos la adoptan como un miembro más de la manada. Durante cinco años, Champan arrinconó el lenguaje, desarrolló su sentido de supervivencia, olvidó su nombre y se integró en el mundo animal para formar una nueva familia”.

Prosigue la introducción editorial: “Pero esta aventura era solo el comienzo… Cuando la niña tenía alrededor de 10 años, y siendo ya una niña salvaje, Marina regresa a la civilización tras ser “rescatada”  por unos cazadores, quienes la venden a un burdel. Esclavizada y humillada, consigue escaparse para convertirse en una niña de la calle”.

En sus andanzas por el mundo, la niña sin nombre recala en Londres, la ciudad de las brumas, y acomete la reconstrucción de su vida con la ayuda de gente buena que los hados pusieron en su camino.

La apostilla: Para conocer al dedillo estas memorias y su feliz desenlace, hay que buscar el libro que mereció este comentario del periódico inglés The Huffigton Post: “Marina Chapman quizá goce ahora de una vida apacible, pero la terrible crónica de su infancia parece sacada de un cuento de hadas”.

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