Senador Lizcano presenta proyecto para prohibir uso de cigarrillos electrónicos a menores de edad
El senador Mauricio Lizcano radicó hoy un proyecto de ley que busca prohibir el uso de cigarrillos electrónicos a menores de edad, restringe su uso en espacios cerrados y en lugares públicos como bibliotecas, instituciones educativas, centros de salud, museos, medios de transporte público, servicios de transporte escolar, y espacios deportivos.
El senador Lizcano explico que la iniciativa busca proteger a la población colombiana, y especialmente a las generaciones futuras, de los peligrosos efectos de los sistemas electrónicos de administración de nicotina, mejor conocidos como cigarrillos electrónicos.
“Con el proyecto buscamos crear conciencia en los padres sobre los efectos de los cigarrillos electrónicos y proteger directamente a los menores para que no usen, por moda, esta tipo de artefactos que atentan contra su salud, Además, queremos evitar la proliferación del tabaquismo, cumpliendo así con los compromisos internacionales que ha adquirido Colombia en la materia”, aseguró.
El proyecto también prohíbe a las distribuidoras de estos cigarrillos promocionarlos en el territorio nacional como un producto benéfico para la salud o con efectos terapéuticos para dejar de fumar.
La prohibición se extiende a todo tipo de accesorio o dispositivo, como cartuchos que contengan nicotina.
Los sistemas electrónicos de administración de nicotina incluido los cigarrillos electrónicos deberán incluir la leyenda “No apto para menores de edad” en lugar visible.
Se prevén sanciones y se exige a las autoridades competentes realizar procedimientos de inspección, vigilancia y control a quienes distribuyan de cualquier forma este tipo de productos dentro del territorio nacional.
Falta regulación
Los cigarrillos electrónicos han sido controversiales. Se promocionaron inicialmente como una medida terapéutica para dejar de fumar, y como una alternativa sana al cigarrillo tradicional, pero 10 años después estos planteamientos se han desmentido.
Los innegables efectos nocivos de la nicotina, la presencia de otras sustancias tóxicas ajenas al tabaco, la falta de pruebas de sus beneficios terapéuticos, y el aumento de uso de este tipo de dispositivos, especialmente en adolescentes, han obligado a las entidades y personas vinculadas al sector salud a pronunciarse alrededor del mundo, haciendo un llamado a legisladores a regular este tipo de productos y proteger así a sus ciudadanos.
A la fecha nuestro país no ha regulado la comercialización y consumo de este tipo de productos, y la falta de información e interés en el tema no ha impulsado medidas que honren los compromisos internacionales que el Estado ha adquirido para combatir el tabaquismo. El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (INVIMA) no exige registros sanitarios para estos productos, y ni el Ministerio de Salud ni las autoridades competentes en temas de estupefacientes se han manifestado en contra de ellos.
Los colombianos hoy se encuentran en un estado de desconocimiento frente a los potenciales riesgos que representan los cigarrillos electrónicos para su salud, y es el deber del legislador corregir este problema.
Que es un cigarrillo electrónico
Son sistemas electrónicos de inhalación de vapor de nicotina. Hechos de acero inoxidable, la mayoría de los cigarrillos electrónicos están compuestos de tres compartimentos distintos: un cartucho, un dispositivo de calentamiento (también conocido como vaporizador o cámara de atomización) y una batería recargable. El cartucho contiene una solución líquida con concentraciones variables de nicotina, que pueden ascender hasta 24 miligramos, así como saborizantes y otras sustancias químicas. El saborizante más común es el aceite esencial de tabaco.
La inhalación activa el dispositivo de calentamiento, que calienta el líquido del cartucho hasta vaporizarlo. Este vapor se inhala hacia los pulmones.
El primer cigarrillo de este tipo fue creado en China en el año 2004, y han sido promocionados como una alternativa más saludable frente al cigarrillo tradicional, para aquellos que desean dejar de fumar, para quienes desean fumar en lugares donde se prohíbe hacerlo, o para quienes desean seguir fumando pero reduciendo los riesgos para sí mismo y para quienes lo rodean. También son conocidos como eCig o eCigarrillos, y su diseño es parecido al de un cigarrillo de tabaco normal, pues están diseñados para simular el acto de fumar, pero también los hay con diseños similares a bolígrafos o lápices. Actualmente hay más de 446 marcas distintas de cigarrillos electrónicos en el mercado global.
Efectos de los cigarrillos electrónicos en la salud
Aunque se promocionan como alternativas menos dañinas que los cigarrillos tradicionales, pues afirman simular la sensación agradable de fumar sin la toxicidad generada por el tabaco, hoy día se sabe poco sobre las implicaciones de salud que conlleva el uso de estos dispositivos. Aún no existe información suficiente y definitiva con respecto a los efectos de este tipo de cigarrillos. No hay claridad sobre cuáles son las consecuencias de salud en cuanto a exposición a los vapores o humo generado, y de comportamiento en lo ateniente a creación de hábitos de adicción. A continuación se expone lo se conoce hasta el momento:
Adicción
Las propiedades placenteras de fumar están relacionadas principalmente con la nicotina, no con el tabaco. Es la nicotina la sustancia responsable de reforzar el hábito y crear adicción. Es, de hecho, una sustancia altamente adictiva, que no sólo genera adicción a ella misma sino que ayuda a predisponer el cerebro para crear adicción a otras sustancias. Además el absorber la nicotina por vía pulmonar genera una captación más rápida de la nicotina en el cerebro, aumentando la sensación de placer y similitud con el cigarrillo. Reemplazar un cigarrillo tradicional por uno electrónico no evita la generación de adicción. De hecho puede promoverla, pues cuando una persona compra y prueba un cigarrillo electrónico bajo la idea de que este es “seguro”, y lo disfruta, puede crear una adicción a la nicotina que eventualmente puede llevar al consumo de cigarrillos tradicionales. Esto es particularmente grave en personas jóvenes. No hay que olvidar que estos cigarrillos están siendo promocionados y vendidos bajo la idea de que son seguros.
Si bien también ha sido promocionado por sus supuestos efectos terapéuticos para dejar de fumar, el cigarrillo electrónico tampoco reduce la adicción puesto que la simulación del acto de fumar –llevar a la boca el cigarrillo, inhalar, exhalar el humo, repetir- perpetúa componentes psicológicos y comportamentales relacionados con ese vicio particular. Tampoco es equivalente a otros métodos de sustitución de nicotina (chicles, parches, sprays) porque la rapidez del proceso de absorción de esta sustancia que existe en los cigarrillos electrónicos incrementa la sensación de placer generada. Existe entonces la posibilidad de que estos cigarrillos interfieran en otros procesos para romper el vicio del tabaquismo, pues perpetúa la adicción a la nicotina. Aún no existe ningún estudio riguroso que demuestre que el cigarrillo electrónico sea un tratamiento sustitutivo seguro y eficaz para lidiar con la adicción nicotina. Mientras no existan resultados definitivos al respecto, en términos clínicos y toxicológicos, no puede considerarse al cigarrillo electrónico un tratamiento legítimo y eficaz para la sustitución de nicotina.
No sobra mencionar que algunos cigarrillos electrónicos tienen cartuchos recargables. Estos cartuchos representan riesgos graves, puesto que los usuarios pueden rellenarlos con niveles más tóxicos de nicotina. Asimismo, se pueden convertir en una forma nueva de suministro de sustancias distintas. Se puede afirmar entonces que el cigarrillo electrónico genera adicción, la perpetúa, y puede fomentar adicción a otras sustancias, entre ellas el tabaco.
Cáncer y otras enfermedades
La nicotina se encuentra asociada directamente al desarrollo del cáncer de pulmón: al estimular los receptores nAchRs en células no neuronales, logra que las células tumorales poliferen, propagando así el cáncer. Además la ingesta de nicotina acelera y agrava problemas cardiovasculares. En cuanto a problemas pulmonares y de las vías respiratorias no se tienen datos concluyentes. El cigarrillo electrónico podría plantear riesgos para personas que sufren afecciones como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y más cuando se tiene en cuenta que para encender el vaporizador se requiere una aspiración más fuerte que en los cigarrillos tradicionales, y que los usuarios diarios pueden llegar a realizar de 120 a 150 inhalaciones diarias.
Los fabricantes de estos productos alegan que los ingredientes son seguros, pues se permiten para la ingesta humana. Lo que no dicen es que el peligro de estos ingredientes se basa sobre todo en la proporción en la que se encuentran, y que es distinto ingerir oralmente a inhalar una sustancia.
La inhalación en este tipo de elementos produce cambios en las vías aéreas, aumento de resistencia al paso del aire, e irritaciones similares a las producidas por el cigarrillo normal. En un estudio reciente se observó el impacto del uso de este cigarrillo durante 10 minutos en la función pulmonar: los resultados arrojados concluyeron que este cigarrillo aumenta de forma inmediata la resistencia de la vía aérea y disminuye su función conductora de aire. Estos efectos eran mayores en fumadores sanos y no fumadores.
Pruebas realizadas en algunos de los cigarrillos electrónicos encontraron que el vapor inhalante contiene carcinógenos y productos químicos tóxicos. Entre ellos se encuentran el etilenglicol (que se usa como anticongelante para autos), las nitrosaminas (sustancias cancerígenas), y nanopartículas tóxicas derivadas de metales asociados con el proceso de vaporización. Si bien los cigarrillos electrónicos, al eliminar el tabaco y otras sustancias, reducen muchos de los riesgos para la salud, no los eliminan. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) afirmó sobre el tema:
“En el vapor que liberan los CE se detectan diferentes sustancias: formaldehído, acetaldehído y acroleínas. Estas sustancias también están presentes en el humo de los cigarrillos manufacturados, aunque en mayor cantidad que en los CE. El formaldehído y la acroleína se forman como consecuencia del calentamiento de la glicerina. Por otro lado, metales como níquel, cromo y plomo han sido encontrados en el vapor de los CE. Es de destacar que los niveles de níquel encontrados en el vapor de los CE son más elevados que los detectados en el humo de los cigarrillos. La International Agency for Research on Cancer clasifica todas estas sustancias como carcinogénicas, sin determinar un umbral de seguridad para su consumo. Además, algunas de estas sustancias tienen capacidad para producir daño en el intersticio pulmonar.”
En su mayoría, los cigarrillos electrónicos no tienen una etiqueta que indique sus ingredientes, y por lo tanto no se sabe cuál es la cantidad de nicotina y otras sustancias que se reciben por cápsula o frasco.
Efectos nocivos para no fumadores
Estos dispositivos aumentan la exposición de terceros no fumadores a la nicotina y a otras sustancias tóxicas, pues su uso en lugares cerrados no está prohibido. Sin tener certeza de los efectos que implica su uso para quien fuma y quienes están a su alrededor, es mejor prevenir cualquier riesgo mientras se obtienen los resultados definitivos. Además, se sabe que el cigarrillo electrónico representa un peligro a largo plazo en el desarrollo del cerebro debido a la nicotina, efecto grave para niños, adolescentes, mujeres embarazadas y mujeres en edad de procrear.
Otro riesgo parte de que la nicotina es peligrosa ya sea por inhalación, ingestión o contacto directo con la piel. Por esto los cartuchos de nicotina y accesorios de recarga deben mantenerse fuera del alcance de los niños. Y por ahora no hay medidas aceptadas para verificar la pureza o seguridad de los líquidos de recarga, que aumenta la inseguridad potencial que representan.
En conclusión, dado que es muy poco lo que se sabe de sus efectos a largo plazo, y que ya se conocen ciertos efectos negativos, es sabio ser cautelosos frente a los supuestos beneficios que pueda traer el cigarrillo electrónico. No sobra recordar que el cigarrillo sigue siendo la principal causa prevenible de enfermedad y mortalidad. Anualmente se registran más de 400.000 muertes relacionadas con el uso del cigarrillo sólo en los Estados Unidos. Los peores escenarios están asociados con cáncer, y enfermedades del corazón y pulmonares. Entre los cánceres relacionados con el tabaquismo se encuentran los de pulmón, vejiga, páncreas, riñones, boca, garganta, y tráquea.