miércoles diciembre 18 de 2024

¿Seremos capaces?

21 septiembre, 2014 El Ojo del Halkón

Ruben Dario Mejia Sanchez _25_02_12

Por Rubén Darío Mejía Sánchez

En estos momentos está muy de moda una linda y extraordinaria campaña creo que para buscar de verdad el sentido de la paz y su eslogan es bastante sugestivo ‘Soy Capaz’, campaña que pretende integrar al sector privado, la Iglesia católica y a la sociedad civil para darle fin al conflicto armado.

Cuando todo esto se trata de hacer, uno se va a ver cómo está el panorama nacional y notamos a primera vista que hay algunos sectores de esa población civil y política que por intereses personales se mantienen como perros y gatos y titulábamos un despacho periodístico de mediados de semana en la agencia Reporteros Asociados del Mundo con el título: Resultó bochornoso el debate entre Iván Cepeda y Álvaro Uribe Vélez, y ciertamente nos quedamos cortos, fue un debate grotesco, que como se dice en el adagio popular y en las clases incultas, lo que hicieron estos dos personajes y sus s{equitos respectivos fue sacarse los chiritos al sol y que no venga nadie a decirnos que los resultados de ese famoso debate fueron positivos, pues el hombre de a pie nos decía que cada día más se avergonzaba de la clase política colombiana.

Queremos que desaparezca la violencia en los escenarios deportivos, especialmente en los estadios donde se juega fútbol, queremos que nuestros jóvenes miren hacia un futuro mejor y no nos dedicamos a enseñarles modales y valores, y me atrevo a decir que no les  enseñamos, porque la verdadera formación la damos en las casas y en los hogares; la educación en los centros educativos no está a la altura en estos momentos, como decía un personaje que nos visitó hace unas semanas, porque no entendía como era que los  profesores se disgustaban porque le dieran la oportunidad de estar actualizados y  de demostrar sus capacidades para llegar al aula de clase a entregar sus conocimientos. No es bueno que formemos una sociedad perseguida, en donde hay división entre pobres y ricos, entre intelectuales y no letrados, sino donde se dé importancia al ser humano como tal, respetándoles sus derechos a su manera de creer y de pensar, tanto en el campo político, religioso o en el campo sexual.

Decía mi abuelo, un hombre bastante sabio, que partió de este mundo a escasos meses de cumplir 100 años, que uno de los secretos para uno vivir bien era viviendo, trabajando, siendo responsable y dejando vivir a los  demás y no estar viendo siempre lo malo en los semejantes y exaltando las pocas virtudes que se tuvieran personalmente.

El colombiano de por sí es bueno, hay hombres correctos, trabajadores y honestos, mujeres dignas, buenas madres y esposas, pero otra cosa es lo que se dedican a  hacer ciertas campañas en los medios de comunicación en donde exaltan lo malo e ignoran lo bueno de las personas, en donde tratan de acabar con la unidad familiar, en donde se busca que los hijos anden como rueda suelta, haciendo lo que les venga en gana y que el caos es lo mejor, simplemente porque es lo que vende y produce noticia. Se nos quejaba un funcionario de una de las universidades más importantes de Colombia cuando decía que nunca se le daba el espacio a las investigaciones y a los logros en el campo de la educación y que tanto en periódicos, revistas, noticieros de radio y de televisión se hablaba de esto bastante poco, únicamente cuando sobraba algún hueco o simplemente cuando se necesitaba relleno y de esto tiene razón porque para ver crónica roja, y de la barata, basta prender la radio y ver los noticieros, que no tienen ningún control y mucho menos ahora con la desaparición del Ministerio de Comunicaciones, convertido en el de las Tecnologías, que no piensa sino en los adelantos técnicos y no en la calidad de lo que se habla y se dice en la televisión y la radio del país. No educamos sino que deseducamos a cada momento, no invitamos a la paz sino a la violencia y daba pena escuchar y ver las declaraciones que no debieron ser transmitidas por la televisión colombiana de un hombre que trató de robar un banco la semana pasada y como si se hablara de una gran hazaña le dijo a los periodistas que había tratado de poner en práctica algo que había visto en una serie de televisión.

Solo estamos dando mal ejemplo, no enseñamos a nuestros jóvenes a respetar y con cosas como el famoso debate en el Congreso no vamos a llegar a ninguna parte, cuando cambiemos y estemos dispuestos a destacar los logros de cientos de colombianos que trabajan y dan  buen ejemplo tanto en el país como en el exterior, las cosas van a cambiar.

¿Seremos capaces de volver por los caminos de una buena educación?, ¿de preparar a nuestros jóvenes enseñándoles a trabajar? Y ¿diciéndoles que no es un buen negocio lo del dinero fácil y que ellos son los responsables de gobernar para conseguir un país mejor?

Si seguimos demostrando que en el Congreso de la República existe un escenario para enfrentamientos personales y no para hacer leyes que beneficien a los ciudadanos, lo mejor es apagar e irnos, porque da vergüenza ante la comunidad internacional de lo que está pasando aquí.

En mi humilde opinión diría que es importante dejar gobernar, colaborar para que las cosas salgan bien y no creer que hacer oposición es siempre tratar de ponerle trampa al adversario, sería bueno que nos dedicáramos a hacer política, pero en el verdadero sentido de la palabra, y no siempre dando golpes bajos.

Si seguimos así, llegará el momento en que esto debe de explotar porque nadie respeta a nadie, porque nadie valora a nadie y porque estamos acabados, y que dirán al respecto los responsables de la educación, la salud y el bienestar de los ciudadanos.

Daba orgullo ver al mediodía del domingo, el Coliseo El Salitre totalmente abarrotado, jugaba el equipo Guerreros contra el super-equipo Real Madrid de baloncesto, era un espectáculo extraordinario, aunque perdieron los locales el marcador fue lo de menos, lo de destacar era esa isla tan hermosa en donde estaba la familia unida, gente de todas las clases sociales, hombres y mujeres de edad mayor, jóvenes y niños unidos por el amor a un país y a un deporte, en donde no se escucharon insultos sino aplausos para los ganadores y perdedores y hablo de una isla porque cuadras más adelante, existe la violencia, el raponeo, el paseo millonario y la falta de seguridad en la otrora  Atenas Suramericana, mientras que sus autoridades dicen que aquí no ha pasado nada.

¿Será que somos capaces de hacer algo por el bienestar de nuestro país?

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