lunes noviembre 18 de 2024

Manizaleños con agallas

esteban-jaramillo2

 Por Esteban Jaramillo Osorio.

Para el Pecoso Castro el fútbol es pasión, es obsesión. Brillan sus ojos  al hablar de la pelota y de los protagonistas del juego. Cuando  dirige no permite, ni se permite, concesiones porque entiende que su tarea es aunar un equipo y proyectarlo, potenciando las virtudes de sus futbolistas hasta sacar de ellos el provecho máximo. Liderazgo puro.

Sus grupos derrochan ganas, presionan, ahogan y tensan los partidos hasta agotar   fuerzas y recursos.

Son nueve fechas sin perder con el Huila para coger vuelo, lo  que da un aprobado rotundo a sus tendencias y estilo. Llegó al  cuadro opita a invertir papeles, a sacarlo de la rutina destructiva que por irregulares resultados lo conducía a la condena y a la eliminación.

Pecoso es único. Explosivo a veces, sin control en el terreno de juego, conversador fuera de el, con ojos y oídos atentos  al ruido del balón. Respetuoso de su círculo íntimo, con fuerte personalidad para defender sus derechos y principios, como en su época de jugador  activo,  cuando no brillaba por su técnica pero si por su tenacidad.

Detestado por una jauría crítica desbocada vivió su experiencia al frente del Once Caldas, hace siete años. Época de vacas flacas, preámbulo a la quiebra, cuando el dirigente de mayor exposición era un personajillo encorvado y sabelotodo, de mirada extraviada y pensamientos confusos. Vaya usted a saber por qué. El presidente  Javier Mejía, hombre probo, se debatía entre la vida y la muerte, alejado del fútbol, atacado por una enfermedad desconocida la que, por fortuna, logro vencer. Fue un equipo sin refuerzos, maniatado  y a la deriva por la ausencia de recursos.

Pecoso es Manizaleño con agallas. Como Manizaleño y con agallas es Álvaro González Álzate, dirigente durante 50 años, en un mundo, el futbolístico, tantas veces envenenado, en el que prevalece el interés particular sobre el general. Justificado el homenaje rendido, por su liderazgo y representación, por su valorada permanencia en la federación y en Difútbol, por su espíritu combativo y la defensa de sus objetivos que son los del fútbol en general y caldense en particular

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