miércoles diciembre 18 de 2024

Fortalecer los partidos

04 noviembre, 2014 Opinión Javier Contreras

Javier Contreras

Por: Javier Contreras

@jcontrerasa

El Proyecto de Reforma Constitucional de Equilibrio de Poderes ha generado una gran polémica, cuando apenas acaba de superar el segundo debate en la Plenaria del Senado de la República (de 8 que se deben surtir en el legislativo). Hubo serias divergencias de fondo en temas como el Tribunal de aforados, el voto obligatorio (finalmente hundido) y las listas cerradas, del que nos ocuparemos en este comentario.

Y es que el tema de las listas cerradas no se sustrajo al debate porque, sin duda, genera mucha inquietud en los partidos de oposición y en otros más pequeños. Pero quien lo creyera también al interior de los partidos tradicionales hay voces que se han pronunciado en contra de esta iniciativa que superó la discusión, quedó vivo y comenzaría a aplicarse definitivamente a partir del 2022 (aunque ya habla en la ponencia para debate en la Cámara de Representantes del 2018.

Aunque este mecanismo no es nuevo, porque ya se ha ensayado en varias elecciones, si ha generado inquietud porque se haga obligatorio, con lo cual desaparecería el voto preferente, que es a lo que le apuntan muchos partidos, para evitar entre otras cosas “el bolígrafo” en las directivas de las colectividades para la selección de sus listas a las corporaciones públicas.

Basta con mencionar que el Centro Democrático que en las pasadas elecciones participó con listas cerradas y le fue bien, aunque hubo cierta discusión sobre los nombres de quienes salieron elegidos por el partido del expresidente Alvaro Uribe, sobre cuya popularidad cabalgó la votación.

Aunque en el proyecto de Equilibrio de Poderes se busca establecer que las listas cerradas se conviertan en el único mecanismo para presentar candidatos a todas las elecciones a corporaciones públicas, esta iniciativa ya se había discutido en una Reforma Política que se tramitó en el Congreso de la República pero, finalmente, se mantuvieron las dos opciones (lista cerrada y voto preferente) ante los temores existentes.

Con la lista cerrada se busca fortalecer los partidos políticos, es decir, que el elector no vote por un candidato sino por la colectividad, por sus ideas, por sus compromisos, por sus programas. Cuando se pensó en esta figura, se estudió y aprobó a la par el tema de las bancadas, es decir, votación por bancadas al interior de las corporaciones legislativas. Incluso un miembro se podía apartar de una votación esgrimiendo como único argumento la objeción de conciencia, de resto era imperativo votar como votaba el partido.

De eso se trata la lista cerrada de generar conciencia de partido, que un elector de acuerdo con sus convicciones políticas o personales apoye una colectividad no solo a un individuo (candidato): está demostrado que eso es posible y que ya ha comenzado a rendir sus frutos. Para la elección de Senado de la República parece ser más fácil o práctico porque la elección es nacional, lo verdaderamente difícil está en las elecciones para Cámara de Representantes, que es regional y donde existen caciques electorales. Por eso una iniciativa, en este sentido, tendría un mayor tropiezo.

Si se quieren partidos políticos fuertes y que la gente vaya tomando decisiones sobre cual es su colectividad de acuerdo a sus convicciones, se debería abrir definitivamente paso a las listas cerradas. Nada fácil, es verdad, pero llego la hora de apuntar a colectividades no a individualidades, aun con el riesgo inmenso que opere el “bolígrafo”, pero en todo caso vale la pena que los electores tomen decisiones en estas condiciones.

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