Líderes
Por: Hernando Arango Monedero
Es necesario reconocer que uno de los más graves problemas de la ciudad en los últimos años es la carencia de liderazgos que trasciendan. No nos quepa duda de que los graves problemas de atraso en algunos aspectos se derivan de ello, dado que, ante la dispersión que padecemos en este orden y la cultura que desarrollamos actualmente de hacer solicitudes de lo que requerimos desde ángulos y visiones diferentes, llevan a que los esfuerzos que se hacen resulten nugatorios y se conviertan en las armas de que disponen los entes decisorios para postergar las solicitudes, e inclusive, para no atenderlas
En efecto, los actuales líderes trabajan, es cierto, pero en una descoordinación monumental. Lo que para unos es de carácter esencial y urgente, para otros es simplemente un embeleco de un determinado sector, aspecto carente de la urgencia manifestada y que puede ser aplazable, dadas las características del pedido que desde su visión personal se hace. Ejemplos tenemos a montón. No quepa duda, pero el caso relevante es el del Aeropuerto de Palestina, el que, en criterio de algunos, no tiene sentido en la medida de que está ubicado a unos 30 minutos del portón de sus residencias, en tanto La Nubia queda a sólo 15 minutos y está aquí, a la mano. Para otros, el hecho de que por condiciones atmosféricas se cierre en un 40 o 50 por ciento del tiempo, carece de relevancia, ya que, esperar a que el tiempo mejore es cuestión de paciencia y, de paso, en el Aeropuerto venden unas comidas muy ricas. Otros, simplemente dicen que si se quiere asegurar el viaje pues simplemente viajan a Pereira y asunto arreglado. Para otros, esa es una inversión sin sentido en un país lleno de necesidades y mejor se haría si tales recursos se destinaran a la construcción de escuelas, hospitales, carreteras y demás. No contentos con sus argumentos, estos, emulando la expresión de exministro de Transporte, el señor Cardona, lo califican de elefante blanco y su remoquete le pusieron, de aeromuerto, dicho con el cual consiguen ser felices, cosa que no ocultan y pregonan a los cuatro vientos.
Para otros, el Aeropuerto de Palestina tiene una gran trascendencia regional, e inclusive nacional, como quiera que, por sus especiales características, la carga que puede acomodarse en cada avión llevaría a obtener precios más bajos en los despachos de mercancías al exterior y convertiría en más competitivos algunos productos que en otros países se mercadean. Regionalmente, abriría expectativas y oportunidades en la zona, dada la vecindad y facilidad para muchas industrias y agroindustrias.
Desde luego que el transporte de pasajeros también resultaría beneficiado, lo que pondría a la ciudad en igualdad de condiciones con la vecina Pereira, ciudad ésta que debe su incuestionable desarrollo a su aeropuerto y a la facilidad de comunicaciones que a través de él se tiene. ¿Acaso no tenemos que aplazar multiplicidad de veces eventos en nuestra ciudad, ante la imposibilidad de que los conferencistas lleguen a tiempo a sus compromisos? ¿Acaso, por esta razón, no es mejor hacer los eventos en Pereira? Acaso, para un empresario no es mejor tener su negocio en Pereira si puede ir y venir, a y de, esa ciudad en el día, dada la operación del aeropuerto hasta horarios nocturnos?
Mil razones más pueden agregarse a la conveniencia del Aeropuerto de Palestina, y debemos dejar de lado el que vale mucho dinero. Dejar de lado ese decir que mejor se hagan escuelas y hospitales, los que, se hacen si se han de hacer, pero que no se harán por el hecho de construir un aeropuerto. Dinero costó el aeropuerto de Rionegro, igual costó el de Bucaramanga y muchos otros más; dineros que aportó la nación y que no condicionó en forma alguna; dineros que fueron tramitados por sus líderes a una, sin dubitaciones y sin alternativas distractoras. Aeropuertos cercanos hay en otras regiones, el ejemplo son: Cartagena, Barranquilla, Santa Marta, Valledupar, Montería, Corozal, etc.
Nosotros, que no carecemos de líderes, es cierto, si carecemos de UNIDAD. Unidad de criterios y de fundamentos. Unidad de acción y de vocación. Unidad para establecer metas y propósitos. Unidad de la que hasta ahora hemos carecido. Unidad que obliga a trabajar en equipo. Equipo que es ganador en la medida en la que todos trabajemos para el logro de un fin. Fin que tiene que ser claro y del que, si no estamos de acuerdo, tenemos la obligación de no atacar, obligación de no destruir.
Miremos a nuestra selección Colombia de futbol de ayer y de hoy. Buenos jugadores toda la vida. Extraordinarios sí, pero individualistas que jugaron para que los vieran a cada uno en particular. Vino alguien que les recordó que en otros países se juega en equipo; todos para todos. Aplicaron ese principio y hoy tenemos un equipo fuerte, lleno de estrellas que brillan por sus calidades y por su aporte desde su lugar en el juego, pero para el logro de resultados.
Es la hora de coordinar ese equipo. Es la hora de trabajar al unísono y de acompañar a quién lidere la acción. El líder acompaña; impulsa; ayuda; coopera; induce; empuja; trabaja; crea; transmite; busca el bien general y los éxitos los comparte. No es liderazgo colectivo lo que se pide. No! Se necesita es unión de propósito de líderes.
Manizales, diciembre 17 de 2014.