2014, el año en que Bogotá perdió la seguridad
Por: Edward Rodríguez Rodríguez
Representante del centro Democrático
Cójanlo, cójanlo, cójanlo… gritaba una joven estudiante en la carrera 19 con Avenida Caracas en pleno centro de Bogotá, luego que un menor de edad le arrebatara el celular ante la mirada indiferente de centenares de ciudadanos que al momento del incidente fijaron la mirada hacia otro punto de la concurrida avenida.
Lamentablemente, este no es un caso aislado, es una realidad que se ha tomado las calles de la capital. Ninguna localidad está a salvo. Si bien el balance de seguridad entregado por el gobierno hace apenas unos pocos días, mostró avances a nivel nacional, quedó al desnudo el incremento del sicariato en Bogotá donde se registró un aumento de 124%, lo que demuestra que el fenómeno delincuencial sigue campeando en la ciudad, donde los índices de violencia se acrecentaron, al punto que el hurto de celulares y los homicidios le han empezado a coger ventaja a las autoridades de policía.
Es tal el temor que se ha apoderado de los habitantes de Bogotá frente al robo y el rasponazo, que en muchas de las calles de la ciudad ya nadie se atreve a sacar un celular por miedo a ser víctima de uno de los delitos que han llevado a nuestra ciudad a acariciar el triste rótulo de la “capital Mundial del robo de celulares”.
Así lo demuestran las cifras entregadas por el alcalde Gustavo Petro, que señala, que en el 2014 se presentaron 433.332 casos de robo de celulares es decir 1159.8 diarios, 48 cada hora y prácticamente 1 cada minuto. Cifras que al parecer no le resultan incómodas al Gobierno nacional que ha dejado solo a la administración distrital en un problema que les atañe a los dos mandatarios.
Teñíamos razón cuando desde septiembre del año pasado advertíamos la crisis de seguridad que se cernía sobre la capital de la República, sin embargo hicieron oídos sordos a nuestras alertas y los ciudadanos ahora están sufriendo las consecuencias de que se haya disparado la criminalidad en la ciudad.
La radiografía que muestran las cifras de 2014 comparadas con las de 2013, nos deja sin palabras al ver que delitos como los homicidios hayan aumentado un 5.8%, los hurtos un 3.1%, los hurtos a vehículos un 2.86%, los hurtos a entidades bancarias 173.3%, y las riñas 3.1%.
La seguridad no tiene nada que ver con los colores políticos, es un bien al que todos los ciudadanos tienen derecho y al que sus dirigentes no le pueden sacar el quite y simplemente dejar a la deriva.
Bogotá necesita de liderazgo y de arduo trabajo coordinado entre el Gobierno Nacional y Distrital. No es posible que la ciudad esté al borde del colapso en materia de seguridad, por eso, desde el Centro Democrático, vamos a presentar en la próxima legislatura un proyecto de ley para hacerle frente a la delincuencia urbana, que podría servir de acicate para ponerle coto a una delincuencia desbordada donde el hurto, el asesinato y el atraco, mantienen amedrentada a la población.