Ahora once personas, incluyendo al director del semanario y al policía que lo cuidaba dentro de la propia sala de redacción fueron acribilladas en la sala de juntas. Otro policía que llegó como auxilio fue abaleado en el piso y ocho personas más quedaron heridas.

Y que era lo que publicada Charlie? Caricaturas, sátira, humor. A lo que más le temen los fanáticos, los extremistas, los dictadores. Las religiones en momentos de su historia han prohibido incluso la risa.

En la famosa abadía de El nombre de la rosa de Humberto Eco , los libros de humor eran impregnados de veneno para que el que se acercara a ellos y humedeciera sus dedos con la lengua para pasar las hojas, muriera de inmediato.

Los regímenes totalitarios han prohibido la parodia y la burla contra los líderes. Y muchos que se atreven a hacerlo han padecido el exilio o han pagado con su vida. Recuerdo ahora a Jaime Garzón en Colombia.

Lo más grave de todo es que en París se pasó de la amenaza al hecho. Y con un salto brutal, sin contemplación.

Lo más grave es que haya quienes celebren en silencio lo ocurrido y crean que al periodismo hay que pararlo. Que bien se lo tiene merecido por irrespetuoso.

Lo más grave es que cuando los gobernantes y los líderes señalan a un periodista o a un humorista, siempre hay fanáticos dispuestos a cumplir las órdenes para «vengar a su Dios», como dijeron los asesinos de Charlie.

El director del semanario decía que para él era más peligrososo autocensurarse que publicar. Y las balas le demostraron que publicar, aunque fuera humor, resultaría peor.

Cambiaran el periodismo, la sátira, la caricatura y el humor político después de este horror? Se sentirán mas tranquilos los que odian este género de expresión porque alguien ya les hizo el trabajo de amedrentar y silenciar a los irreverentes e irrespetuosos? Ya veremos qué ocurre.

Pero lo cierto es que hoy 7 de enero de 2015, la historia del periodismo registra uno de sus peores días.