lunes noviembre 18 de 2024

A VUELAPLUMA

22 febrero, 2015 Opinión

Augusto León Restrepo RamírezPor Augusto León Restrepo

El domingo 2 de febrero del presente año, Yamid Amat entrevistó al Presidente de la Corte Suprema de Justicia José Leonidas Bustos en el diario El Tiempo de Bogotá . Tituló así : » La justicia alternativa no es impunidad » : Corte Suprema «. » Magistrado dice que a la guerrilla no tiene que imponérsele una pena privativa de la libertad y que narcotráfico es un delito conexo a la rebelión » . Estos conceptos de quien ostenta la dignidad de ser cabeza de la primera entre las Cortes, debiera haber suscitado amplia difusión y análisis por parte de los medios y de los sectores políticos y jurídicos del país. Y pues no. Pasaron casi que desapercibidos , como los demás importantes planteamientos que contiene el bien planteado interrogatorio.

Quince días después, el ex presidente liberal César Gaviria Trujillo, para ser exactos el domingo 15 de febrero, dio a conocer en el mismo periódico un escrito que tituló » Justicia Transicional para todos » en el que plantea que, » si se le pone punto final al conflicto, hay que cerrar la puerta a actuaciones judiciales que sigan buscando responsables por las acciones de la guerra «. Al artículo de Gaviria le hicieron eco en todos los noticieros radiales y televisivos y en los diarios colombianos, que consideraron tal vez mas importante y trascendente la voz de un ex presidente la República que la de un Presidente de la Corte Suprema de Justicia., quizás dándole pábulo al dicho popular de que Coca Cola mata tinto.

Cuando leí el reportaje de José Leonidas Bustos, recordé la frase del pragmático Pepe Mujica, ex dignatario uruguayo, de que vale mucha mas la paz que la justicia. Cuando repasé lo de Gaviria, se me vino a la memoria lo que De la Calle Lombana ha reiterado: a La habana no hemos venido a intercambiar impunidades. Y lo de Juan Manuel Santos de que nos olvidemos de una amnistía general.

Bustos habló de justicia alternativa. Gaviria, de justicia transicional. Yo yo no sé si ambas son lo mismo y son equivalentes o tienen diferencias marcadas o no. Los académicos nos sacarán de dudas. La Academia le debe dar la mano a los políticos que están sentados en la capital de Cuba en representación del Estado y de la subversión, para que las fórmulas de impunidad que cobijen a los actores del conflicto, refrendadas por el pueblo colombiano, sean consecuentes con las expectativas nacionales y de la comunidad internacional, que tiene los ojos puestos en el suigéneris, exótico, sofisticado ( así lo adjetiva un ex Fiscal de la Corte Internacional de Justicia ) y prolongado conflicto armado colombiano. Por que eso sí : impunidad va a ver. Pensar de otra manera es ingenuidad. Ninguno de los inmersos en la guerra, sus responsables directos o indirectos, va a firmar una esquela en la que acepte privaciones voluntarias de la libertad. Por eso, insisto , a la Academia hay que entregarle la responsabilidad catedralicia de que busque luces para sellar el fin del conflicto , que nos permita encarar la búsqueda de la paz sin sobresaltos futuros y sin que nos tiente el interés por repetir nuestra nefasta historia. El gran obstáculo, así lo reconocen montescos y capuletos, es la discusión en la Mesa de La Habana sobre la justicia aplicable a los responsables del baño de sangre que hemos tenido que soportar los colombianos en estos cincuenta años.

Atrocidades de toda índole han quedado sin la sanción del Estado colombiano. Y no ha pasado nada, salvo la inclusión política en la sociedad de los desaforados subversivos. El magnicidio que originó la toma del Palacio de Justicia y las desapariciones de la retoma , cuyo motor fue la cruenta toma de las Cortes por parte del M19 y de la mafia en descerebrada incursión, es un ejemplo cercano. Gaviria , para intermediar por la justicia alternativa para todos los partícipes del conflicto anotó, en coincidencia con el Fiscal General que es mejor pensar y aplicar esta que » un simple perdón como el que se aplicó después de la guerra de los Mil Días, o el que se adoptó para poner fin al llamado » período de la violencia «, o la decisión asumida por la sociedad para el proceso que se dio con el M19, a lo largo del Siglo XX, para no hablar del indulto automático que se ha otorgado a todos los miembros de la guerrilla y paramilitares que se han desmovilizado en los últimos gobiernos. Fueron varios miles los que se beneficiaron de este mecanismo tanto en el gobierno del presidente Uribe, en sus dos períodos, como en el gobierno del presidente Santos. Y esto se ha estado haciendo en tiempos de plena vigencia del Estatuto de Roma sin que nadie haya acusado a nuestros gobernantes y autoridades militares por actuar de esa manera «.

No vamos a demeritar lo expresado por César Gaviria, pero nos quedamos con las inquietudes planteadas por el Presidente de la Corte Suprema José Leonidas Bustos, por realistas, imaginativas y frenteras. Y si se quiere, por académicas. » El derecho no puede ser un obstáculo para la paz y ninguna institución jurídica puede ser una camisa de fuerza para construir ese bien común «. » La palabra impunidad se deriva del vocablo latino impunitas y hace referencia a la falta de castigo, que no debe ser entendida como la ausencia de aplicación de pena privativa de la libertad ; habría que mirar en cuales casos procede, en cuales no, y en que casos se puede sustituir. Lo mas importante es la paz. El derecho no puede ser un obstáculo para la paz ni para el cambio social » . » El derecho debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio del derecho. La Constitución señala en su preámbulo, como una de las finalidades del Estado colombiano, la búsqueda y consolidación de la paz….su artículo 22 categóricamente dispone que la paz es un derecho y es un deber; a estos valores y principios constitucionales son a los que acudo para pregonar que nuestro ordenamiento jurídico privilegia la paz». Y finalmente, la pregunta tajante y su respuesta : » ¿ Que hacer ante la Corte Penal Internacional, para que los genocidios de la guerrilla puedan NO ser sancionados con cárcel ? . El cumplimiento de los estándares internacionales que comprometen al país no puede condenar a Colombia a otro medio siglo de violencia. Los pactos y convenios internacionales tienen como fin asegurar la paz y la convivencia entre y en los países que los suscriben » . Sí señor Magistrado: Usted tiene toda la razón. Lo cual no significa que venderla vaya a ser fácil : impunidad a cambio de verdad, reparación y no repetición . Un batracio de tamaño descomunal pero para el cual habrá que abrir el apetito si queremos cerrar el ciclo abominable de la guerra.

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