Derecho al agua y el mínimo vital
Por: Carlos Alberto Baena López
Colombia aún tiene un largo camino por delante para garantizar, de forma integral, equitativa y completa, el acceso al agua, como derecho fundamental. Teniendo en cuenta que éste es un presupuesto necesario para la satisfacción de otros derechos como la vida, la salud y la dignidad humana, resulta preocupante que aún una parte de nuestra población no cuente con el servicio.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el abastecimiento de agua debe cumplir varios requisitos. En primer lugar, es necesario que sea suficiente, es decir, cada persona debe contar, aproximadamente, con 75 litros por día para poder satisfacer sus necesidades más básicas y evitar problemas de salud. Tiene que ser saludable, tanto para uso personal como doméstico. Debe presentar un color, olor y sabor aceptable. Por último, tiene que ser accesible, tanto físicamente, en la ubicación cercana de la fuente de agua a la casa, como económicamente, pues su costo no debería superar el 3% de los ingresos del hogar.
No obstante, ONG internacionales resaltan, en informes entregados a la ONU, que en el país hay más de 9 millones de personas que no tienen acceso al servicio de acueducto. 970.000 niños menores de cuatro años están incluidos.
La Corte Constitucional ha otorgado al derecho al agua el rango de fundamental. En ese sentido, desde el Movimiento Político MIRA hemos planteado varias veces la conveniencia para los colombianos de establecer una canasta vital en servicios públicos domiciliarios, que garantice el mínimo vital, no sólo con el acceso al agua, sino también a los servicios de energía, gas y telecomunicaciones.
Por tal razón, hacemos un llamado al Gobierno Nacional y a los gobiernos locales para que, atendiendo al mínimo vital del cual cada colombiano es titular, prioricen políticas públicas y garanticen, de forma sostenible, el acceso al agua.