viernes julio 19 de 2024

Ofrecen $20 millones por asesinos de cuatro menores en Florencia-Caquetá

05 febrero, 2015 Amazonía, Judiciales

nino-corriendo

Las autoridades informaron que cinco menores que se encontraban en una vivienda de la vereda El Cóndor, en Florencia, departamento del Caquetá, fueron atacados por hombres armados, que al no encontrar a los padres, acribillaron a los menores; cuatro de ellos murieron en el hecho, otro resultó gravemente herido. Las autoridades ofrecieron 20 millones de pesos por información que permita dar con los responsables.

Según el comandante de la Policía de Caquetá, coronel William Boyacá, los menores pertenecían a la familia Vanegas Grimaldo y fueron asesinados por dos desconocidos que les dispararon en la cabeza.

Las víctimas fueron identificadas como Samuel Vanegas Grimaldo, de 17 años; Juliana Vanegas Grimaldo, de 14 años; Xiomara Vanegas Grimaldo, de 10 años y Deiner Vanegas Grimaldo, de 4 años. Todos hermanos, además de Pablo Vanegas Grimaldo, de 12 años, quien resultó herido en la cabeza y un brazo.

Según versiones entregadas por los familiares de la víctimas, los hechos obedecen a una retaliación a causa de que el padre de las víctimas, desde finales del año anterior, venía presionando a unos invasores de un predio de su propiedad para que desalojaran el lugar, razón por la cual habría recibido amenazas de muerte. Sin embargo, el comandante del departamento de Policía Caquetá resaltó que la Fiscalía está adelantando las investigaciones pertinentes para esclarecer los hechos.

En el lugar de los hechos se halló un escrito con carbón que decía ‘FAC’, que, según las autoridades, pudo ser realizada para desviar la atención frente a los autores de la masacre.

El ensayo era una fase I, algo que en la jerga médica indica que su principal objetivo es medir si el compuesto es nocivo para los pacientes. Los médicos, por supuesto, también atesoran cualquier dato sobre la efectividad del fármaco. Las notas de Paquita indican que Joan recibió la primera dosis del fármaco experimental el 25 de abril. A partir de entonces sus tumores comenzaron a menguar. En unos meses pasó de pesar 50 kilos y no poder vestirse solo a volver en coche solo a Olot después de cada sesión de tratamiento. En julio de 2009, tras recibir su dosis número 49, los médicos mandaron a Joan a casa. Para entonces su cuerpo ya estaba totalmente limpio de cáncer. Han pasado tres años desde aquello y Joan sigue sin rastro de su enfermedad, subiendo a las montañas que rodean su Olot natal y disfrutando de sus tres nietos.

“No he visto nada igual”, reconoce Ramón Salazar, oncólogo del ICO y responsable del ensayo clínico en el que participó Joan. La respuesta de este enfermo fue sorprendente y única, ninguno de los otros pacientes, “entre 20 y 30”, mostraron esa progresión. “Tiene algo el tumor de este hombre que le hace sensible a la elisidepsina”, reconoce Salazar.

El oncólogo se lanzó entonces a responder los porqués de la potencia antitumoral del fármaco. Era necesario conocer el mecanismo de acción de aquel compuesto para aclarar por qué podía ser tan efectivo en unas personas y no en otras. Desbordado por la tarea, Salazar envió muestras del tumor de Joan a su colega Santiago Ramón y Cajal, jefe de Patología Molecular del Hospital Vall d’Hebrón de Barcelona.

En abril de 2012 sucedió algo que Paquita no tiene apuntado en su libreta. La compañía Pharmamar anunció que detenía el desarrollo de Irvalec. La empresa reconocía que el fármaco había demostrado una notable actividad contra un tipo de tumores gastroesofágicos conocidos como adenocarcinoma indiferenciado de células grandes de esófago. Estos tumores sólo suponen el 1% de todos los cánceres de esófago y tienen una incidencia global muy baja.

La investigación con Irvalec o con kahalalide F quedó aparcada. Esto no solo fue una decepción para gente como Ramón y Cajal o Salazar, sino también para investigadores de la propia compañía. Entre ellos está Carmen Cuevas, jefa de I+D de Pharmamar y responsable del desarrollo de Irvalec. Su empresa tenía un convenio de colaboración con los investigadores de la Universidad de Hawai que aislaron por primera vez el veneno de aquel molusco marino.

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