Bien, muy bien de la cabeza
No es la selección actual, la que dirige el profesor Pekerman, la única que ha desarrollado un buen fútbol a lo largo de la historia. Hay innumerables caso de jugadores destacados y equipos que brillaron, hasta ganar el máximo respeto. Desde el 62, primer mundial para Colombia, con los llamados “héroes de Arica”, que empataron 4-4 a la súper poderosa Unión soviética, hasta hoy, con James, cuadrado, David Ospina, Falcao y Teo, han desfilado jugadores con clase, que combinaron por igual talento y ambiciones.
En el 75, una selección dirigida por Efraín Caimán Sánchez, otrora portero, logró el sub título suramericano con futbolistas con tanta clase, que hoy triunfarían en Europa. Willington Ortiz, Victor Campáz, Pedro Zape, Henry Caicedo, Oswaldo Calero y Ernesto Díaz, ya fallecido, trasferido en su momento al Standard de Bélgica, son muestras de aquel pasado esplendoroso.
En el 85, Alfonso Marroquín dirigió una selección juvenil fabulosa que avanzó a cuartos de final en la Unión soviética, en el mundial de la categoría, con un jugador estandarte que gambeteada hasta las sombras. Que espectáculo era el pereirano John Edison Castaño.
Siete años después, una delegación encabezada por el Tino Asprilla, clasificó con lujo a los olímpicos de Barcelona. Derrochaba clase en todas las posiciones, con todos los futbolistas bajo la óptica de empresarios de los mejores equipos del mundo. Fue la base, en parte, de las inolvidables selecciones de mayores de los noventa, en las que brillaron ademas del Tino, Redín, Higuita, Diego Osorio, Leonel, Rincón, «el tren», «pitufo», «la gambeta» Estrada, Andrés Escobar, «El pibe» y Valenciano, entre otros.
El tino fue fruto genuino de la cantera colombiana, como James y «el tigre» Falcao, como Zúñiga y David, como lo son hoy Barrera, Cándelo y Santos Borre, figura este último de la selección que con Piscis prepara el mundial y el repechaje a los olímpicos.
Borre es la perla del Deportivo Cali, por el que suspiran clubes reconocidos de todas partes. Es un atrevido y valiente atacante, creativo en el área, goleador con ritmo, que apunta como relevo para las generaciones hoy en apogeo.
A Borre lo eligió, entre muchos, Cesar Garizabalo, el observador del Deportivo Cali en la costa norte de Colombia. Costeño, Garizabalo, es maestro en el arte de encontrar promesas.
De Willington a Borre, pasando por el pibe o por Falcao, Colombia es una fábrica inagotable de jugadores con clase. Brotan de canchas y barriales, de la arena y hasta del cemento, con sus condiciones naturales para producir gran futbol. Presente y futuro garantizados, que grato resulta repasar la historia, viviendo el pletórico presente con la alegría que desprenden los estadios, con las selecciones de Colombia.
Nota al margen: Buenos aquellos y estos. La diferencia, como dicen los de antes, es que los de hoy andan muy bien de la cabeza.