‘Gracias, Señor’, una sentida alabanza de Jorge Celedón
Ricardo Rondón Ch.
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Más que un vallenato en tiempo de merengue, Gracias, Señor, el nuevo sencillo que acaba de lanzar Jorge Celedón y Gustavo García -que hace parte de su álbum Sencillamente-, es una máxima enhorabuena para la reflexión y la introspección, como cita la letra, no sólo en los momentos apremiantes de la existencia, en esas encrucijadas muchas veces nefastas que nos plantea el destino, sino un reconocimiento profundo al Arquitecto Universal por todas las maravillas que nos depara, empezando por el milagro de la vida.
Una melodía que cala precisa como una oración de gratitud en el ir y devenir de nuestros días, en las malas y en las buenas, en el dolor y la alegría, en ese breve pero provechoso paréntesis que el Creador ha marcado entre el hálito del nacimiento y la finitud inexorable, desde el corazón del juglar villanuevero y su compañero de bregas musicales, el Tavo García.
Gracias, Señor, luego del éxito rotundo que significó Lo que no me gusta de ti (medio año en primer lugar en el top de la radio), tiene un estribillo entre líneas, a manera de homenaje, una frase de la cosecha Diomedes Díaz que nutre la plegaria a manera de coro:
Dios dame vida,/ Dios dame vida y salud,/ que lo demás lo resuelvo yo.
El introito de la jaculatoria resume en cuatro versos lo que cantor y acordeonero acuñaban como deuda para el Todopoderoso, que ahora es patrimonio del planeta vallenato:
Yo comienzo agradeciendo/ por el aire que respiro,/ porque un día nuevo llegó,/ por ese bonito cielo,/ por la noche que se ha ido,/ yo le doy gracias a Dios.
Una réplica sensata para dirimir esas ausencias, muchas veces prolongadas, que tenemos con el Señor, a quien sólo suplicamos favores, la mayoría materiales, sin abrirle de par en par el corazón:
Tanto pedir y pedir/ que se nos olvida dar./ Olvidamos que para recoger la cosecha/ hay que cultivar/. No te quedes esperando/ creyendo que del cielo/ todo te caerá.
Gracias, Señor es una romanza que estábamos necesitando, en momentos convulsos, agresivos, de ambiciones mezquinas y de pérdida de valores por los que estamos atravesando. Una humanidad confundida por los patrones del poder, la codicia y el dinero, que se olvida de su origen, de su espíritu, de lo que lleva dentro, y que pocas veces alza su mirada al cielo.
Mira la alegría que tengo,/ mira que sigo cantando,/ he tenido mis tropiezos,/ pero el amor va ganando.
La composición se aparta de lo individual, para hacer énfasis en lo colectivo, esa generosidad que es la razón de ser Celedón, y que con su prodigioso timbre de su voz, exalta en sus sentidos versos:
Por mi bonita familia/ y mis amigos de siempre,/ muy agradecido voy/ por esta música linda/ y el cariño de la gente/. Yo le doy gracias a Dios.
La gran moraleja que deja entrever esta alabanza se puede ubicar en el sexto cuarteto. Que ojalá, aquellos que siguen creyendo que del cielo les va a llover maná, sin el mayor esfuerzo, pusieran en práctica. Una lección de pundonor y perseverancia:
No es el don que Dios te ha dado,/ es lo que tú hagas con él,/ lo mucho que has luchado,/ es no dejarlo de hacer.
Vuelve la paráfrasis estrofada de Diomedes a rematar una de las canciones más hondas y personales en la fecunda producción de Jorge Celedón, ídolo de multitudes en el hemisferio vallento, pletórico de galardones y reconocimientos, entre ellos sus dos merecidos Grammy Latinos, próximo a ser homenajeado en el Festival Francisco El Hombre, a celebrarse en Riohacha (Guajira), entre el 20 y el 22 de marzo, y luego el periplo que emprenderá al otro lado del Atlántico, con su anunciada gira por España y varias ciudades de Europa:
Dios dame vida,/ Dios dame vida y salud,/ que lo demás lo resuelvo yo.
Link para descargar Gracias, Señor: http://we.tl/vOmmoCcqdo