“Las mordidas”
Práctica común en el mundo del fútbol, que no excluye a Colombia, es el incremento patrimonial de entrenadores y directivos a sueldo, a través de pagos extra, por la contratación o alineación de jugadores. En otros países, como Estados Unidos, está prohibido inferir en el fichaje de atletas competitivos, con recompensas garantizadas. El tema, de recurrente tratamiento en estos días, involucra al entrenador del Once Caldas, Flavio Torres, como último protagonista.
En medio trascendidos, sin comprobación aún, enfrenta la crisis que erosiona su imagen, por ser objeto de rechazo público.
Mientras se cumplen las pericias judiciales, en un proceso que el mismo impulsa, Torres se convierte en uno más de los acusados de este truculento asunto. En el pasado Giovanni Hernández señaló a Chiqui García, ambos ampliamente conocidos en el medio, por exigirle una cifra no determinada al contratarlo. Pitufo de Ávila denunció, en su momento, que su cacareado regreso a las canchas, a los 46 años, tuvo precio.
Encendida la hoguera, decenas de casos similares toman conocimiento público, de una aberrante practica anti- ética, en la que pocos tienen el valor para denunciar, por temor a represalias. Lo más grave es que el asunto compromete también a técnicos formadores que reclutan el talento joven, a cambio de jugosas cifras, las que provienen de bolsillos de padres sin recursos. Hay entrenadores que, de cada contrato, de cada alquiler de derechos de competición, tienen tarifa establecida.
Para Flavio los días que corren son difíciles. En emergencia deportiva, con rechazo interno en el vestuario de parte de algunos jugadores, miradas con sospechas de quienes de él dudan, visitas a los juzgados para demostrar su inocencia y la afición en pie de guerra.