martes noviembre 19 de 2024

‘No siento odio. Lo más importante es curar el alma’: Natalia Ponce

16 abril, 2015 Generales, Variedades
Natalia Ponce

Este jueves 16 de abril, Natalia Ponce de León dio otro paso heroico en su batalla por perdonar, sanar y resucitar.

La joven, que hace un año recibió quemaduras con ácido en la tercera parte de su cuerpo, ha sacudido al país con extraordinarias muestras de coraje cada vez que relata, con una fortaleza pasmosa, cómo se recupera y cómo construye una fundación que será soporte y motor para otras mujeres a quienes han atacado con sustancias químicas.

Este jueves en la tarde, Natalia dio su ejemplo más grande de valentía al presentarse serena y fuerte ante varias cámaras y medios de comunicación que asistían al lanzamiento de ‘El renacimiento de Natalia Ponce de León’, el nuevo libro de la periodista Martha Elvira Soto Franco, editora de la Unidad Investigativa de EL TIEMPO, en el que reconstruye el itinerario de Natalia desde el momento mismo del ataque hasta hoy.

Era la primera vez que la joven se presentaba en público. Llegó caminando firme, segura. Llevaba un atuendo elegante, una pava y su rostro lo cubría una máscara de policarbonato que hace parte del proceso de rehabilitación. Estaba rodeada de familiares y amigos cercanos. Aunque aceptó que las cámaras, los medios y tantos ojos encima la hacían sentir nerviosa, fue clara, no hubo quebrantos en su voz y solo omitió una pregunta sobre el proceso judicial que se adelanta contra su agresor.

De esta forma Natalia volvió a la vida, y mientras conversaba con Roberto Pombo, director de EL TIEMPO, y Jineth Bedoya, subeditora del mismo diario, demostró su acero y el resultado de su lucha diaria.

“No es fácil salir, pero he tomado valentía. Seguiré tomando valentía para que se acabe esta tortura para mucha gente”, comenzó Natalia, y continuó explicando que la etapa más difícil de su historia fue “ver mi cuerpo quemado, sin cara, sin identidad, una identidad borrada”.

Sobre el perdón, afirmó que en su proceso particular ha tratado de curarse el alma, de no sentir odio. “Lo más importante es concentrarme en mí, en mis proyectos que me han hecho parar. No siento odio. Lo más importante es curar el alma”, reiteró.

Aunque aseguró haber estado entre la vida y la muerte, la energía y el amor de su familia la pusieron en pie. Según dijo, el daño que le causaron terminó por hacerla fuerte a ella y a sus padres, hermanos y primos. “Les he mostrado que no nos podemos quedar en la tristeza, que hay que seguir. El pasado es el pasado y hay que seguir para adelante. Vivir cada día como si fuera el último, porque en cualquier momento, en cuestión de segundos, la vida cambia completamente”, anotó durante el encuentro con medios de comunicación.

Asimismo, adelantó que durante un año le han practicado 15 cirugías de reconstrucción y, según dijo, faltan varias para volver a ver su rostro completo. “No quiero mostrarlo todavía, porque voy en mitad de camino. Falta largo trecho por recorrer”, añadió la joven.

Su recuperación se ha dado gracias a las donaciones de piel procesada científicamente en un laboratorio holandés; a la intervención de Jennifer Gaona, de la Fundación Inti y al acompañamiento del científico que le suministra la piel, quien, según explicó Natalia, está pendiente de su caso y visitó hace poco a Colombia para prestar asesoría en cómo elaborar los insumos para la rehabilitación de pacientes como ella.

Pero su avance va más allá de lo físico. Después del ataque, soñó con una fundación y desde hace seis meses trabaja en realizarlo. Se llama Fundación Natalia Ponce de León, y el objetivo es que todas las víctimas atacadas por químicos reciban los beneficios que su directora ha tenido. A través de un albergue, las personas quemadas podrán estar con un familiar y tener la atención necesaria para salir adelante.

La conclusión de Natalia, que ha sido el cimiento de su organización, es que “sí se puede salir de esto, si se tiene el apoyo”. La joven añadió que el proceso requiere «constancia, cabeza, corazón y alma”.

Por eso, también resalta que el sistema de salud debe fortalecerse y poner menos barreras a pacientes quemados. “Se necesitan tratamientos específicos, como la máscara que tengo puesta, ultrasonido, hidroterapia y ayuda siquiátrica y sicológica por varios años”, afirmó como resultado de su experiencia. “Sí se puede lograr salir de una tortura de estas, pero si el sistema de salud y el Estado no ayudan, no se logra”, concluyó.

Sobre el tema, dio la noticia de que, a través de su fundación, se está gestionando un proyecto de ley que incluye puntos como castigos a agresores y protección a víctimas, y que según espera Natalia, “el Congreso le pare bolas, se vuelva realidad, salga pronto y no quede solo en palabras”.

Por lo pronto, la joven, emblema de fortaleza, dice que está abierta a compartir su experiencia en todo el mundo y a hacer de su fundación un símbolo de la lucha contra el tipo de agresión del que fue víctima.

Libro ‘El renacimiento de Natalia Ponce de León’

El sábado, 25 de abril –en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá– Intermedio Editores lanza El renacimiento de Natalia Ponce de León, el nuevo libro de la periodista Martha Elvira Soto Franco, editora de la Unidad Investigativa de EL TIEMPO, en el que reconstruye el itinerario de Natalia desde el momento mismo del ataque hasta hoy.

Soto examinó expedientes judiciales, historias clínicas y leyes, habló con Natalia durante largas sesiones, entrevistó a familia y amigos, a investigadores, a sus cirujanos y terapeutas, a su abogado, Abelardo de la Espriella, y a todos aquellos que la han rodeado, para entregarnos esta impactante y aleccionante pieza de periodismo literario. EL TIEMPO publicó el fin de semana apartes de dos de los cinco capítulos del libro. Natalia presentó el libro en rueda de prensa, el jueves 16 de abril, a las 3:30 p. m., en el salón ejecutivo del diario EL TIEMPO y estará en la Feria del Libro, en el salón León de Greiff, el 25 de abril, a las 4 p. m.

Parte de las regalias producto de la venta de este libro irán a la Fundación Natalia Ponce de León.

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