Primero la educación. ¡Urge solución!
La doctora Gina Parody es inteligente, capaz, competente, honrada y ha demostrado preocupación por lo social. Su designación como Ministra fue aplaudida porque se consideró que llegaba a donde podría hacer encomiable labor, en el momento oportuno.
El magisterio, inconforme, contestatario, siempre luchando, ha emprendido una nueva actividad para buscar reconocimiento a algunas de sus pretensiones. Aumento de salarios, mejor salud y gratuidad en la educación pública. Reclamar que las evaluaciones a los docentes sean de otras características.
El gobierno en la voz de la ministra Parody ha reconocido la validez de la protesta social y las bondades de algunos de los reclamos de FECODE. Reconoce la necesidad de aumentar los salarios, manifiesta disposición a coadyuvar las denuncias sobre el mal servicio de salud, comparte la importancia de la educación preescolar para los niños y ratifica su interés por modificar el actual sistema de las evaluaciones. Pero no hay plata.
Si alguna falla han tenido los voceros de los maestros es la de que no han sabido decirle al país cuál es su propuesta para mejorar la calidad de la educación, en lo que con justicia está empeñada la Ministra. A esta se le tacha de arrogante y de no tener disposición a escuchar a los maestros. Lo de no pagar salarios si no se presta el servicio se entiende a la luz de la ley, pero me parece bastante desactualizado e irreal sostener el viejo “principio de autoridad”, tantas veces derrotado. Tiene razón, eso sí, en que parar es lesionar el derecho de niños y jóvenes a la educación.
Además de derecho fundamental y de servicio esencial, la educación es cuestión de soberanía. No se ejerce donde la educación privada es la que pone la pauta, como aquí. También aquí es evidente que la educación pública genera desigualdad. Hay que hacer mucho, ahora, para que la educación pública sea la locomotora de la equidad y de la paz.
Si los maestros tienen la razón, hay que dársela; si no hay recursos para aumentar los salarios, hay que conseguirlos. Por otra parte FECODE no se puede quedar en un rechazo absoluto a la evaluación de los maestros y debe reconocer la preocupación del Presidente Santos y de su gobierno por la educación.
La única forma de lograr entendimientos satisfactorios es hablando. Ni los movimientos de fuerza ni la indiferencia ni solo las proclamas o las controversias mediáticas, ofrecen soluciones. Hay que conversar con buen ánimo, para construir acuerdos desde las diferencias. Nueve millones de niños y jóvenes siguen sin clase. Los pobres, los que no tienen más remedio que esperar, exigen una pronta solución.
(*) Senador de la República