miércoles julio 17 de 2024

Juegos de poder

19 mayo, 2015 Opinión, Política

RGALAN PARA COLUMNASPor Ricardo Galán

 Aunque al presidente Juan Manuel Santos le faltan más de tres años de mandato, la puja por la sucesión ya empezó. Los protagonistas son el vicepresidente, Germán Vargas, y el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quienes desde hace meses sostienen fuertes enfrentamientos “privados” con la excusa de proteger los sectores que lideran y que en esta última semana trascendió a las redes sociales, la tribuna pública y los medios de comunicación.

Los dos compiten por hacerse al control de formidables fuentes de poder: Ecopetrol y la Federación Nacional de Cafeteros. O de votos, como el programa de viviendas gratis, la construcción de carreteras que beneficien a miles de pobladores (votantes) o Fecode, el sindicato de los maestros que reúne a una población muy importante y decisoria a la hora de ir a las urnas y que demostró su poderío en la última elección de Santos y en el más reciente paro.

La competencia ya entregó tres trofeos: el primero, la presidencia de Ecopetrol, a la que llegó el exministro conservador Juan Carlos Echeverry, muy amigo de Juan Manuel Santos y de Mauricio Cárdenas. El segundo, la cabeza del gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros, Luis Genaro Muñoz, sacado a sombrerazos porque se atrevió a “encenderle una vela al diablo” cuando quiso tener algunos gestos amables para acercarse a Germán Vargas Lleras.

La Federación es un territorio que Cárdenas considera propio. Su padre, Jorge Cárdenas Gutiérrez, fue por décadas el gerente general del gremio. Y fue el lugar donde Juan Manuel Santos empezó su carrera. Intentar romper esa tradición era algo que el ministro no iba a permitir. Mucho menos para abrirle espacio a su más seguro competidor en la carrera por la Presidencia de la República. Así que cuando se enteró de los acercamientos entre Muñoz y Vargas Lleras, alborotó a los Comités Cafeteros y creó un ambiente de rechazo tal contra Muñoz, que al hombre no le quedó más remedio que renunciar.

El jueves el vicepresidente asimiló el golpe y contraatacó en un evento público en Cúcuta. Acusó a Cárdenas de atravesárseles a programas como el de las viviendas gratis y las autopistas de 4G, demorando el papeleo y exigiendo a los inversionistas requisitos insólitos como “calcular el impacto de una eventual reforma tributaria” en la financiación y el desarrollo de su proyecto, cuando aún no hay un proyecto de reforma y cuando la comisión de expertos creada con ese propósito advirtió que sus primeras conclusiones las entregará sólo a final de año.

La respuesta de Cárdenas tampoco se hizo esperar y le recordó a Vargas Lleras que el sector de infraestructura ha sido uno de los prioritarios en el reparto de la torta presupuestal. Respuesta a la que se sumó una serie de trinos del senador Armando Benedetti en los que acusa a Vargas de politiquería al andar por el país prometiendo obras y vías sin la certeza de tener los recursos para ejecutarlas.

En medio del show político, al presidente Juan Manuel Santos no le quedó otro camino que intervenir y tratar de calmar los ánimos. El viernes obligó a Vargas y Cárdenasa encontrarse cara a cara en Aguachica, Cesar, para la inauguración de una obra de infraestructura. Lo interesante del asunto es que, por la forma y el lugar en que lo hizo quedó la sensación de que el presidente tomó partido a favor del Minhacienda. En un tono enérgico, también en la plaza pública, las redes sociales y los medios de comunicación, Santos regañó a su vicepresidente por hacer los reclamos “en público”, y les ordenó a los dos reunirse en la Casa de Nariño y superar la crisis. Por la foto publicada el viernes en la noche, parece que las aguas se calmaron, pero, como dice el dicho popular:“Cuídame de las aguas mansas, que de las turbias me cuido yo”.

¿Quién perdió? El Gobierno y Vargas Lleras. El Gobierno porque el país empezó a ver hacia dónde corren los verdaderos intereses y ambiciones que rodean a Vargas y Cárdenas. Y Vargas Lleras porque por ahora no está claro que el apoyo de Santos sea ciento por ciento seguro. Y porque dio muestras de que su manejo o interés por la salud de las finanzas no es muy claro que digamos.

¿Se repetirá la puja? Lo más seguro es que sí. Santos tendrá que estar muy atento para evitarla porque se trata de la pelea entre el hombre de la plata y la del único hombre capaz de llevar a buen término los dos únicos programas que pueden sacarlo del pantano de la paz: las carreteras y las viviendas gratis.

 

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