Aunque se puedan recoger 410 mil galones de crudo, el daño no se reparará nunca
Aunque en un tiempo determinado, que será de meses, se pueda realizar la recolección de los 410 mil galones vertidos en la quebrada Pianulpi y el río Mira, los daños ecológicos no serán reparados en años. Así lo han establecido los expertos del ministerio de Ambiente y de Ecopetrol, tras evaluar los alcances de la mancha de aceite que invade las fuentes de agua de la costa Pacífica colombiana como consecuencia del terrorismo de las Farc contra el oleoducto Trasandino.
Por lo pronto sólo se calcula que en un plazo aproximado de 45 días esté restablecido el servicio de acueducto para más de 180 mil habitantes del municipio de Tumaco y de sus alrededores, luego que el crudo afectara la boca toma.
Pero, los habitantes del puerto nariñense no solo sufren por la falta de agua domiciliaria, sino también porque sus fuentes de alimento y de ingresos se cortaron por los ataques terroristas de las Farc.
Según un censo preliminar, 7 mil 69 habitantes que viven de la pesca se quedaron sin ingresos. Por lo pronto el Ministerio de Agricultura indicó que inició un plan de contención para apoyar a los pescadores y a los agricultores afectados.
Más de mil indígenas del pueblo indígena Awá se encuentran también entre los damnificados por cuenta del vertimiento de crudo a las aguas del río Mira.
El hecho es que las fuentes de agua están cubiertas por una gruesa capa de aceite negro, que arrasó las especies de peces. Los 410 mil galones de crudo, contaminaron cuatro fuentes hídricas y sus afluentes: el Caño Pinde, el río Cuanulpí, el río Guisa y el río Mira, afectando a cerca de 180 mil personas.
Juan Pablo Forero, un líder indigena de la zona afirmó:
“Los peces, los manglares y todas las especies que habitan estos ecosistemas se han visto seriamente perjudicadas y lo peor es que por lo que se ve es muy difícil recoger hasta el último residuo pues hay zonas prácticamente inaccesibles donde hay contaminación. Las mismas aves se mueren porque al tener que sumergirse por los peces en el río quedan manchadas de petróleo”.
A su turno, el Gobernador del resguardo Piguambi Palangala, Segundo Cerbelain Cuatín, advirtió:
“Estamos muy afectados y no sólo son los seres humanos sino también nuestros animales los que están padeciendo la contaminación. Nosotros condenamos estas acciones que han alterado la dinámica de las comunidades indígenas y a su vez han puesto en peligro la supervivencia de especies así como de ecosistemas nativos ubicados a lado y lado de la cuenca del Mira”.
El Ministerio de Ambiente Gabriel Vallejo advirtió que todavía no hay un tiempo estimado para la recolección de los 410 mil galones vertidos en la quebrada Pianulpi que desemboca en este río.
Añadió que a pesar de los esfuerzos que adelantan Ecopetrol, el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas para que el desastre sea menor, las consecuencias, los daños ambientales, serán imposibles de reparar.
El presidente Juan Manuel Santos condenó la actitud de las farc y declaró: “Esto que están haciendo es una estupidez de un gran tamaño, porque esto lo que hace es generar más rechazo de la población a este grupo guerrillero, generar más rechazo o más escepticismo en la población a este proceso de paz y además generar más pobreza y más desasosiego, que es precisamente lo que producen actos como estos”.
Mientras tanto, las Farc culpan al gobierno colombiano de catástrofe ecológica causada por sus acciones terroristas.
“La campaña organizada estos días señalando a las Farc como las principales responsables de la degradación medio ambiental en Colombia, carece de razón y franqueza”, afirmaron los cabecillas del grupo guerrillero instalados en La Habana en un comunicado, en el cual culparon al gobierno colombiano por los ataques terroristas realizados por sus guerrilleros contra la infraestructura petrolera y que han causado una de las peores catástrofes ecológicas en Colombia.
“Lo ocurrido en Tumaco ha tenido terribles y no deseadas consecuencias que obligan a que debamos pensar en esforzarnos por buscar soluciones urgentes a una confrontación cuyo escalamiento ha sido responsabilidad principal del Estado”, afirmaron.
Además dijeron: “La insensata actitud del Estado de ordenar operaciones ofensivas contra una guerrilla que se mantuvo en tregua unilateral por más de cinco meses, ocasionó la finalización de ésta y el incremento de hostilidades hasta los niveles que hoy se registran en Colombia, con la certeza de que no existe situación intermedia entre la paz o la guerra, y que las consecuencias de esta siempre son trágicas”.