Contraplano El Profesor Jirafales
La temible Parca vuelve a rondar por la vecindad de “El Chavo”, siete meses después de haberse llevado al mundo de lo insondable a su creador, Roberto Gómez Bolaños, el irrepetible “Chespirito”.
La señora de la guadaña tiene en la mira, ahora, al octogenario actor Rubén Aguirre Fuentes, más conocido en el elenco mejicano como “El Profesor Jirafales”, el único maestro de la escuelita del vecindario que hizo la delicias de millones de televidentes en el continente americano durante muchos años.
La mazorca comenzó a desgranarse al desaparecer, antes de “El Chavito”, los actores Ramón Valdés, “Don Ramón”; Angelines Fernández, “La Bruja del 71”; Horacio Gómez, “Godinez”, y Raúl Padilla, “Jaimito, el cartero”.
Sobreviven del elenco Florinda Meza, “Doña Florinda”, la segunda viuda de Gómez Bolaños en la vida real; Edgar Vivar, “El señor Barriga” o “Ñoño”, Carlos Villagrán, “Quico”; Maria Antonieta de las Nieves, “La Chilindrina”, y Rubén Aguirre, “El Profesor Jirafales”.
Como en el fútbol que tanto seducía a Gómez Bolaños, se presenta en este partido imaginario un empate a cinco en los dos bandos: son cinco los que quedan vivos y cinco los muertos.
Mientras abrigamos la esperanza de que mejore el estado de salud del señor Aguirre y la ANDA, (la Asociación Nacional de Actores Mejicanos) se ponga al día en los pagos por concepto de servicios hospitalarios al ilustre paciente, rescatamos algunos entremeses actorales del añorado vecindario.
Don Rubén, quien en las postrimerías del siglo pasado ganó con sobrados méritos un concurso internacional convocado en Los Angeles para elegir al mejor locutor hispanoamericano y fue cronista y narrador taurino en la radio y la televisión, soportó una docena de apodos, que le endosó “Chespirito” en los libretos de “El Chavo”. Veamos algunos:
“El profesor Jirafales”, “El Maistro Longaniza”, “El Ferrocarril Parao”, “El Tubo de Cañería”, “El Palo Ensebado”, “La Garrocha con Patas”, “El Intestino Desenrollado”, “El Poste de Teléfono”, “El Espagueti crudo” y “El Semáforo en Rojo”, porque el rojo es “alto”.
Además de paciente institutor de la indisciplinada muchachada del conventillo mejicano y eterno enamorado de la siempre enrulada doña Florinda, la dispensadora de bofetadas para don Ramón, el ingeniero agrónomo Aguirre Fuentes formó llave admirable, con Gómez Bolaños, en “Los Chifladitos”, comedia muy divertida en la que el uno era “Lucastañeda” y el otro “Chaparrón Bonaparte”, dos locos de amarrar y de recluir en un manicomio, por simple sospecha.
También hizo el papel del “Sargento Refugio” que vestido de policía llevaba ante el comisario de turno a los rateros apodados “El Chómpiras” y “Botija” y a la desgreñada mujer de este último, “La Chimoltrufia”, cuando se armaba alguna pelotera entre los tres por el reparto de un botín, la mayoría de veces casi insignificante.
La apostilla: En el aula del kilométrico Profesor Jirafales se escuchaban perlas como estas: “El esposo de la vaca se llama toro, y es el que usan para las corridas de toros. Pero fuera de eso, los toros no sirven para ninguna otra cosa, pues ni dan leche, ni son comestibles, ya que su carne es demasiado dura como para poderla masticar a gusto. Los toros solamente vuelven a ser útiles cuando pierden inteligencia, pues entonces los hacen bueyes y los ponen a jalar el arado”… “De todos los animales, los marranos son los más cochinos, pero por dentro son muy sabrosos”…