Impunidad, justicia y paz: una mirada retrospectiva y en perspectiva
Por: Carlos Alberto Baena López
De acuerdo con investigaciones académicas internacionales, como la realizada por la Universidad de Puebla en México, Colombia ostenta el para nada honroso tercer lugar en términos de impunidad en el mundo. Los indicadores también muestran vulneraciones sistemáticas a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Para las Naciones Unidas, y sin duda, también para todos nosotros, es preocupante que exista una tendencia clara a que estos actos se sigan presentado, frecuentemente, durante los próximos años.
Muchos pueden ser los actores y factores que están en la base de la ocurrencia de estos fenómenos, sin embargo, hoy nos unimos a las voces que reclaman de la administración de justicia, un papel protagónico, pero sobre todo, pertinente y eficaz, a este respecto.
Estadísticas recientes demuestran que apenas el 20 por ciento de los asesinatos en Colombia son judicializados. Esto significa que sólo 2 de cada 10 casos llegan a manos de los jueces. Con todo, al final, como bien dice la gente, los responsables quedan libres muchas veces.
Naturalmente, es preciso reconocer los avances en esta materia, pues si diéramos una mirada a lo que sucedía en el país una década atrás, aquella realidad nos parecería imposible de creer. Con todo, hay que poner el punto más alto todavía, en el entendido que dentro de este contexto, hay países de la región, y fuera de ella, que tienen sus indicadores en contra de la impunidad, tres veces más altos que los nuestros.
La realidad palpable en ciudades y pueblos, y cómo no decirlo, incluso en el campo, también ha puesto a la ciudadanía contra la pared, pues se abstienen de denunciar, bien por temor, bien por la falta de eficacia. Creen fundadamente, en un buen número de eventos, que poco sucederá con poner en conocimiento de las autoridades la situación irregular; o que los responsables no serán judicializados; o que sufrirán represalias a manos de la delincuencia, si hacen algo al respecto.
Sí, hay que pensar en la Paz que se derivaría de los Acuerdos de La Habana; pero recordando las situaciones que surgiendo de otras fuentes, no se esclarecen; pensando en las familias que pierden a sus seres queridos; reclamando garantías y seguridad. Es el momento, y siempre lo será, de recordar que una Justicia, Pronta, Real y Eficaz, sí es base fundamental de la Paz.