Laura, la Santa Colombiana
Laura Montoya, a quien sus primeros años los vivió separada de su familia, tendría una experiencia mística a los 7 años e intuyó que su vida no sería como la de las demás mujeres. Por vocación renunció a ser esposa y madre ante la crítica de una sociedad que consideraba cualquier otra opción para una mujer como una locura. Pero a ella nunca le importó lo que pensarán los demás, contra viento y marea ella entregó su vida a Dios a través del servicio de los demás. Fue mala alumna, excelente maestra, soñó con ser monja pero jamás vivió en un convento. A sus 33 años supo de un grupo de indígenas que no conocían a Dios, y a partir de ese momento se obsesionó con ayudarlos y hacerles saber que si los hombres los habían olvidado, este ser superior no.
En su camino, enloqueció a Presidentes de la República pidiéndoles que la ayudaran a defender a los indígenas. Aprendió catío, se vistió como ellos y vivió durante muchos años perdida en la selva. Asediada por un ala de la Iglesia que la consideraba desobediente, altanera y problemática, decidió en 1930 ir a buscar al Papa en Roma para que le dieran un reconocimiento a su comunidad. Murió sin recibirla pero en el 2013 fue reconocida como la primera santa colombiana.
El 26 de mayo de 1874 nace en Jericó, Antioquia, una mujer que haría historia: LAURA MONTOYA. No lloró al nacer y sólo dos años más tarde, como presagio de una vida difícil, derramaría sus primeras lágrimas, al descubrir que su padre había sido asesinado.
A partir de ese momento, comenzaría una vida errante, separada de su familia. Luego de haber tenido una experiencia mística a los 7 años, Laura intuyó que su vida no sería como la de los demás mujeres. Por vocación renunció a ser esposa y madre ante la crítica de una sociedad que consideraba cualquier otra opción para una mujer como una locura. Pero a ella nunca le importó lo que pensarán los demás, contra viento y marea ella entregó su vida a Dios a través del servicio de los demás. Fue mala alumna, excelente maestra, la directora más joven en la historia de un manicomio, creció en un orfanato, soñó con ser monja, pero jamás vivió en un convento. A sus 33 años supo de unos indios que no conocían a Dios y a partir de ese momento se obsesionó con ayudarlos y hacerles saber que si los hombres los habían olvidado, Dios, no.
Fue una empresa titánica en una época donde las mujeres ni se mandaban solas, ni eran misioneras. Amada y odiada por los curas, logró reunir 10 años más tarde a cinco amigas, entre ellas a su madre (que tenía 68 años), para emprender una aventura nunca antes realizada: ir a la selva del Chocó en mula, en tierra de nadie, a conocerlos.
En su camino, hizo milagros, curó enfermos, y enloqueció a Presidentes de la República pidiéndoles que la ayudaran a defender a los indígenas. Aprendió catío, se visitó como ellos y vivió durante muchos años perdida en la selva. Asediada por un ala de la Iglesia que la consideraba desobediente, altanera y problemática, decidió en 1930 ir a buscar al Papa en Roma. Buscaba que le dieran un reconocimiento a su comunidad. Murió sin recibirla, pero en el 2013 fue reconocida como Santa. La Primera Santa Colombiana».
Personajes
LAURA MONTOYA
Interpretado por JULIETH RESTREPO
Laura Montoya rompió esquemas en su época con ideas revolucionarias que ayudaron a cambiar la historia de la educación en Antioquia. Siendo la primera mujer en el mundo en realizar misiones evangélicas, con su dedicación, devoción y don de servicio, enfrentó con convicción todos los paradigmas de su sociedad.
Laura no era monja pero siempre fue muy devota. No sólo luchó por los demás, siempre estuvo en contra de los prejuicios sociales y usó su fuerte personalidad para que todos conocieran sus ideales.
El 26 de mayo de 1874 nace en Jericó, Antioquia, una mujer que haría historia: LAURA MONTOYA. No lloró al nacer y sólo dos años más tarde, como presagio de una vida difícil, derramaría sus primeras lágrimas, al descubrir que su padre había sido asesinado.
A partir de ese momento, comenzaría una vida errante, separada de su familia. Luego de haber tenido una experiencia mística a los 7 años, Laura intuyó que su vida no sería como la de los demás mujeres. Por vocación renunció a ser esposa y madre ante la crítica de una sociedad que consideraba cualquier otra opción para una mujer como una locura. Pero a ella nunca le importó lo que pensarán los demás, contra viento y marea ella entregó su vida a Dios a través del servicio de los demás. Fue mala alumna, excelente maestra, la directora más joven en la historia de un manicomio, creció en un orfanato, soñó con ser monja, pero jamás vivió en un convento. A sus 33 años supo de unos indios que no conocían a Dios y a partir de ese momento se obsesionó con ayudarlos y hacerles saber que si los hombres los habían olvidado, Dios, no.
Fue una empresa titánica en una época donde las mujeres ni se mandaban solas, ni eran misioneras. Amada y odiada por los curas, logró reunir 10 años más tarde a cinco amigas, entre ellas a su madre (que tenía 68 años), para emprender una aventura nunca antes realizada: ir a la selva del Chocó en mula, en tierra de nadie, a conocerlos.
En su camino, hizo milagros, curó enfermos y enloqueció a Presidentes de la República pidiéndoles que la ayudaran a defender a los indígenas. Aprendió catío, se visitó como ellos y vivió durante muchos años perdida en la selva. Asediada por un ala de la Iglesia que la consideraba desobediente, altanera y problemática, decidió en 1930 ir a buscar al Papa en Roma. Buscaba que le dieran un reconocimiento a su comunidad. Murió sin recibirla, pero en el 2013 fue reconocida como Santa. La Primera Santa Colombiana
DOLORES UPEGUI
Interpretado por PILAR ÁLVAREZ
Dolores esperó durante años para casarse y cuando la familia entera pensaba que era una solterona, conoció a Don Juan de la Cruz y contrajo nupcias para felicidad de sus padres. Al año dio a luz a su primera hija Carmelita. Luego vendrían Laura y luego Juan.
Es la madre antioqueña por naturaleza. La matrona, madre sacrificada, en un país y una cultura sobre todo donde ser sacrificado es un gran valor. Y donde ella no se siente sacrificada, o al menos nunca victimizada, simplemente piensa que la vida es así y que Dios nos da el peso que podemos cargar.
Víctima de la historia de este país, Dolores es una viuda con tres hijos, sola en un mundo donde las mujeres no podían ni heredar los bienes de su esposo, o podían heredarlos pero no manejarlos. Pobre desde pequeña, pero también en cierto sentido “liberal” porque dedicó su vida desde joven a ser maestra. Adoraba la docencia, se la inculcó a sus hijos, pero ninguno quería ser docente. Laura tuvo la obligación, pero no lo quería al principio.
Gracias a que fue maestra, le enseñó a sus hijos a leer, escribir y a tener cierta educación a pesar de la pobreza. Andariega, vivió donde familiares de toda Antioquia de “arrimada” pero también buscó su independencia. Logró vivir algunas veces de la costura, otras de la panadería.
Representa todos los valores de la mujer antioqueña, la buena moral, el trabajo duro, velar por sus hijos que son lo más importante, su deber: inculcarles valores cristianos.
Clarisa MONTOYA
Interpretado por ADELAIDA BUSCATO
Si Dios hubiera escogido un ángel para que lo representara en la tierra, sería Clarisa y no Laura, pero como Dios tiene sentido del humor, dejó a Carmelita para otras cosas. Carmelita es hermosa desde que nació. Rubia, blanca, la imagen de la virgen María, de la pureza, de la virtud. Dulce, delicada, parece hija de una familia de la realeza.
Desde que estaba pequeña la gente se detenía en la calle para resaltar su belleza, su sonrisa, su simpatía. Carmelita es la reina de la casa. La más consentida eso sí. Y la que llora por todo. Si Laura ha guardado sus lágrimas, Carmelita las ha derramado todas.
Consentida, caprichosa, y la más débil, jamás ha permitido que su mamá se separe de ellas. No tiene la fortaleza de Laura.
Pero con los golpes de la vida los irá adquiriendo también. Aunque no nació en cuna real se comporta como princesa, por eso se opone a irse a vivir con un tío y luego a irse a estudiar en la Normal para conseguir un título como maestra. Ella al ser la mayor tenía el deber, pero ante los llantos desmayos e histerias, Laura como siempre toma su lugar.
Carmelita nació para quedarse en la casa, ser bella y casarse. Sueña con su príncipe azul, con el día del matrimonio y con dedicarse de lleno a amar a su marido y a sus hijos.
JUAN MONTOYA
Interpretado por JOSÉ RESTREPO
Juan es la adoración de Laura. Los dos se entienden a la perfección, mientras que a Carmelita la quisiera ahorcar por lloretas y consentida, pero es demasiado bueno para hacerlo.
Juan adora también a su mamá, pero no comparte con ellas su lealtad hacia Dios, aunque creyente, Juan es el más «liberal» o «hippie» de la familia. El que más preguntas se hace sobre el mundo, la religión y la vocación de Laura. Siempre respetuoso pero siempre poniendo, sin buscarlo, el dedo en la llaga.
A pesar de que su mamá lo quiere proteger siempre (en realidad Juan es el consentido de Dolores) y evitarle cualquier sufrimiento, Juan se ha sentido culpable por no ser el hombre que se encargue de todo. Por eso y contra los deseos de Dolores, comenzará a trabajar en una mina, donde encontrará que a pesar de haber tenido una vida con tantas privaciones, el mundo afuera puede ser peor. Lleno de injusticias, un mundo donde la ley del más fuerte abunda. Allí tomará una conciencia de «clase». Será la primera persona que le hable de los indígenas a Laura y quién le cuente cómo a pesar de vivir en una época donde la esclavitud ha sido abolida, sigue existiendo.
Vestuario de época
Laura, La Santa Colombiana contó con un impecable trabajo de vestuario que recreó las décadas finales del siglo XIX y principios del XX, época en la que se desarrolla la historia. Diego Guarnizo (izquierda en la foto) y Germán Lizaralde, junto al gran equipo que dirigen, son las personas que están detrás de este excelente trabajo que los televidentes podrán disfrutar a partir de este miércoles 29 de julio a las 9 de la noche después de Desafío India, la Reencarnación.