Los dueños tienen rostro
Por Esteban Jaramillo Osorio
Causo espanto, en estos días, conocer que “el chapo” Guzmán estuvo a punto de ser jefe directo de José Mourinho en el Chelsea, y, al escarbar en los archivos, descubrir que Osama Bin Laden era ferviente seguidor del Arsenal de Inglaterra, el que acompañaba, esporádicamente, en sus partidos.
Épocas parecidas y pasadas ya, por fortuna, en el fútbol colombiano, cuando las maletas repletas de dólares eran alarde de poder y las figuras extranjeras proliferaban en los diferentes clubes.
Hoy no hay, en el medio, “duros” manirotos o mecenas de dudosas conductas. Tampoco dirigentes controvertidos, bocones, altaneros o provocadores, imponiendo su ley en los clubes.
Si el Medellín lanza globos al aire, agitando el mercado, en bullosa recomposición de su equipo averiado, por ejemplo, se sabe que los socios inversores son dueños con rostro y que las políticas de mercadeo, la gestión bancaria y la compraventa de jugadores, demuestran su eficacia con la presencia desbordada de su público en el estadio.
Se corre el riesgo, eso sí, de definir dos ligas, como en España, con los grandes compitiendo por lo alto, buscando torneos internacionales y los chicos, como modestos animadores.
Claro está que las chequeras no ganan títulos. Nacional que paga sueldos millonarios no asegura con sus retoques, técnico incluido, que va a aplastar a sus oponentes. Tampoco el Medellín.
Menudo lio, o reto grande, por ejemplo, el de Leonel Álvarez, con una nómina armada a sus deseos y caprichos, si no logra ensamblar un competitivo equipo. El compromiso con el pueblo es mayor porque, así se llenen siempre las tribunas, las derrotas golpean su sensibilidad y no se va a acostumbrar a ellas, a pesar de las proclamas liricas de dirigentes y entrenadores. Los proyectos del inversor, a su vez, saben de límites y de tolerancias.
En el pasado la inflación en el fútbol la disparaba la mafia con gastos extravagantes de los jefes. Hoy hay dinero sin la imponencia de los “mágicos”, con sensatez en la inversión y visión en los objetivos. El fútbol mercadeo gana la partida.