miércoles julio 17 de 2024

Alta tensión

23 agosto, 2015 Fútbol, Fútbol Nacional, Opinión

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 Por Esteban Jaramillo Osorio

Millonarios, un histórico, lleno de brillo y de triunfos. Por sus filas pasaron tantos jugadores de prestigio, que el repaso mismo de sus nombres se hace interminable. No solo era el más campeón de Colombia, sino uno de los mejores del mundo. Pero los tiempos corrieron y la calidad desapareció, malograda por sus administraciones miopes, sus caminos técnicos extraviados y la pérdida total de credibilidad  ante sus seguidores. El presente  se oscurece, con picos de tensión alta, intolerancia cero de sus hinchas, erráticas inversiones en jugadores rango medio o bajo y resultados que desdicen del pasado, con aspiraciones mínimas de retomar protagonismo en la competencia.

Su juego actual  es un enredo porque carece de patrones definidos, es desequilibrado, ataca con desorden, por oleadas, largo en el campo, lento e impredecible. Su entrenador no encuentra los caminos que en sus discursos promete, hábil como sus jefes en el arte de la manipulación de medios, sin sonrojarse, tejiendo versiones tan distantes de la realidad que se vive, para desviar la atención del pueblo que  exige. Experto en la búsqueda de justificaciones en  los árbitros, con delirio de persecución frente al periodismo, e incapaz de explorar soluciones tácticas y estratégicas para cambiar la  rutina de resultados. Su destino, el del técnico, parece irremediable porque en él  no hay  confianza, nunca la hubo; su llegada no obedeció a un escrupuloso ejercicio de búsqueda, sino a un capricho pasional de algún hincha, convertido en dueño. De aquellos que creen que el dinero da sabiduría.

La pelota en Millonarios no fluye. Sus dominios son tan indefinidos porque hace rato no marca los territorios que fueron suyos en el pasado. Pocos, muy pocos de los alineados hoy, tienen la capacidad y la jerarquía para vestir la casaca  azul. Es Millonarios un club de tal prestigio, manchado por futbolistas sin compromiso o sin condiciones.

Desolador panorama. Otro campeonato que se esfuma, entre desaciertos de manejo, incompetencia en el campo de juego y un entrenador rebasado por las responsabilidades, por su falta de experiencia y de conocimientos.

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