América empató 1-1 contra Expreso Rojo
Los jugadores del América no logran conectar su mente con las piernas. Hasta los rivales más frágiles se le igualan. A sus jugadores les falta ideas, fuerza, no reaccionan.
En el banco hay un nuevo entrenador, pero en la cancha continúa un equipo fúnebre, como el uniforme que lucieron en la cancha de Techo.
Quiso dinamismo Alberto Suárez, y confió en los jóvenes Erick Montaño y Guillermo Murillo, ‘Chirri’, pero el defecto es la falta de asociación. No crean bloques cortos de presión, no sorprenden en el ataque, no saben jugar con la intención del rival, pierden en los duelos y no tienen seguridad con su arquero.
Féiver Mercado, que no salta en el área rival, complicó a su arquero tras un mal rechazo de cabeza. Carlos Bejarano estuvo más errático: puso sus puños y le dio una caricia al balón, Anthony Otero tomó el débil despeje, toda una concesión, y adelantó al Expreso Rojo en el marcador (13’). Poco antes de la anotación, Otero había fallado frente al arco.
El gol no fue casual. El uruguayo Rodrigo Canosa parecía que estaba en un partido recreativo,Yesus Cabrera apenas tocaba el balón para tirarla atrás y los delanteros tenían vedada el área adversaria.
América no generó más que desconsuelo. Fue tristísimo, desalmado. Se supone débil un equipo que es penúltimo en la clasificación del año, que vive en comunión con las derrotas –habían perdido 12 de 22 partidos– pero América fue inferior a ese Expreso Rojo, fue famélico.
Ávila, Otero y Salgado, jugadores del equipo local, complicaron, cada vez que se decidieron, a los defensores de un equipo americano que no ataca ni defiende.
Como que los que entrenan a diario y son nombrados profesionales, se hubieran rebelado a entrar a Techo. Entonces, pasaron aficionados que iban a una ‘recocha’ en una cancha contigua, les ofrecieron ponerse un uniforme con estrellas y el escudo del América, y estos hicieron un esfuerzo en el césped. Muchos, al parecer, sumaban varias semanas sin tener contacto con el balón.
Por eso, no eran solidarios, ignoraban que el fútbol precisa del juego asociado. Los vestidos de negro y rojo, llamados América, no buscaban superioridad numérica para atacar, los laterales no se desdoblaban; cerca al área, los jugadores no se desmarcaban; no jugaban en largo, no probaban de media distancia.
Apenas espabilaron tras el ingreso Néider Morantes, y solo hasta el 51, Montaño avanzó hasta el área rival y creó la primera de riesgo. Poco después, Ayron Del Valle puso un cabezazo contra el travesaño.
El DT de los rojos también envió al campo al uruguayo Aníbal Hernández, a quien expulsaron 10 minutos después de estar en el campo, y al ‘Tecla’ Farías, quien en el 91 avisó de cabeza en la jugada previa al agónico gol de Canosa (92’).
El ‘Charrúa’ tomó un mal despeje del rival, golpeó fuerte el cuero, igualó el marcador y le puso rubor a la pobrísima presentación del América.
Los rojos encadenaron su tercera su tercera jornada sin celebrar una victoria, el empate les permitió llegar a 34 puntos que los dejó en la séptima posición. Los rojos, el próximo domingo serán visitantes frente al Dépor en la reapertura del Pascual Guerrero.