James, levanta la voz…
Por Esteban Jaramillo Osorio
Dos zurdas mágicas, para abrir la puerta de un celebrado triunfo del Real Madrid, frente a un modesto equipo, al que aplastó sin contemplación y sin reparos. De la misma manera que el ego de Cristiano se mancillaba, tambaleante su trono, sin participación alguna en las espectaculares maniobras que precedieron los goles magistrales, de James y Bale, porque la ovación del público y el reconocimiento unánime de la prensa admirada, no lo incluía.
La zurda mágica de James volvió a rozar la gloria, como en el mundial pasado, reafirmado los amores con el pueblo y protestando su caprichosa suplencia, la que discutió de la mejor manera, con goles y con fútbol. Su titularidad está asegurada, al margen de debates impuros, los que impulsan aquellos que desde sus tronos obstinados, ven el juego de formas diferentes. En su función nadie mejor que él.
Para James el fútbol ante todo es un juego. Lo demuestra fecha a fecha y lo disfruta. Su talento llena los espacios vacíos de técnica y sus goles son la dulzura del espectáculo, sacudiendo la emoción de la tribuna, que se encandila con sus maniobras de crack puro. Sus goles, para todos los “gomosos”, ya se eternizan en el archivo, después de darle la vuelta al mundo varias veces, con titulares encendidos. Merecen un lugar en la memoria por la cadencia, la inventiva, la precisión, el golpeo delicioso y su influencia en el resultado.
De nuevo el arte hecho fútbol. El arte que le da vida al espectáculo y origina estallidos en la tribuna excitada. James regresa a sus formas naturales, para darle vida al entusiasmo que precede el regreso a la cita pre mundialista con la selección Colombia, que está a la vuelta de la esquina.
Conveniente hubiera sido evitar su convocatoria al amistoso con Perú, para consolidar su protagonismo, con ritmo, vuelo, en competencia de alta categoría, por la misma razón que se omitió la presencia de Cuadrado y de Falcao. Cuando Cristiano regrese a su línea de juego, temible será el Real Madrid, un rocoso equipo, que amenaza desde ya con reafirmar su poderío.