martes noviembre 19 de 2024

Los dolores de la tribuna

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 Por Esteban Jaramillo Osorio

 Se entiende el dolor Argentino por la rotura fibrilar de Messi. El mismo sufrido por los Colombianos ante la lesión de James Rodríguez, la que  mantiene en peligro su participación en el comienzo del clasificatorio a Rusia. Similar el caso, también, a la fractura de Falcao Garcia que lo saco de Brasil y, equivalente, guardadas las proporciones por el efecto producido, a las fallas de menisco de Omar Pérez, con tantos inconvenientes para Santa Fe. La ausencia forzada por dolencias físicas de las estrellas, pone en aprietos los planes de los entrenadores, especialmente si basan en ellos el rendimiento de su equipo. Ha ocurrido siempre.

 Está obligado el estratega a diseñar planes individuales o colectivos para surtir la ausencia de sus hombres clave. En Brasil, Pekerman, sin Falcao, se las ingenió para darle lucidez a James, hasta convertirlo en el goleador y estrella del torneo, rodeándolo de jugadores con  clase, velocidad y técnica. Imposible le ha resultado a Pelusso, en Santa fe, encontrar soluciones a la ausencia del Argentino Pérez, a pesar de cinco o seis ensayos con los que ha pretendido, sin éxito, sobrellevar su vacío. En Nacional, desapareció Macnelly por una dolencia aguda, tras  su injustificada convocatoria a la selección, y se  extraviaron las ideas colectivas. El Medellín se lleno de intermitencias sin sus figuras, especialmente Hechalar, Marrugo y Caicedo, con picos de rendimiento injustificados y resultados que, en ocasiones, contradicen la esencia de su proyecto.

Messi es Messi. Es evidente. Sin él, ni Barcelona ni Argentina tienen el mismo potencial. Con James la selección   tensa al rival, lo obliga a asumir  tareas defensivas sobre él y abre  diversos caminos para ejecutar otras maniobras ofensivas. Es la obligación entonces, del entrenador, encontrar variantes en el juego, que le permitan recuperar  la agresividad con el balón. No puede ser un solo jugador el motor de un equipo. El motor, dicho con claridad, es el equipo. La pregunta obligada, por estos días es: ¿hay otro James en  Colombia? Por obvias razones, la respuesta a la disyuntiva de jugar sin el crack del Real Madrid, es que  puede haber otro equipo.

Pekerman tiene la palabra. Tanto el, como Luis Enrique en el Barcelona y Martino en Argentina están obligados a demostrar que su valor en el banquillo no se limita a las hazañas de sus estrellas.

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