lunes noviembre 18 de 2024

El amante fiel de medianoche

04 noviembre, 2015 Libros, Variedades Guido Tamayo

Sergio Ocampo

Cuentos sobre las veleidades del amor

Autor: Sergio Ocampo Madrid

Editorial: Taller de edición Rocca

Por: Guido Tamayo

   Los 11 cuentos que le dan cuerpo y alma a este hermoso libro de Taller de edición Rocca,  insisten, con ánimo renovado, en señalar una vieja y conflictiva certeza: la realidad es más prosaica y triste que la imaginación y de manera especial cuando hablamos de la imaginación amorosa.  Así lo certifican los protagonistas de este conjunto de relatos que oscilan entre la felicidad ¿espejismo? y la soledad más rotunda. Hasta los pájaros mueren víctimas de la soledad.

Su autor apuesta desde el primer cuento “El amante fiel de medianoche” en la idea de que el ingenio, la imaginación juguetona, debe subvertir el realismo chato con que se nos presenta muchas veces la vida cotidiana. Es decir, nuestro deber como narradores debe ser la búsqueda de ese posible, de ese “si hubiera sido”, en definitiva en sumergirnos en una alternativa de realidad, mutándola hasta crear una nueva donde sus personajes respiren y transpiren en otras reglas del juego, pero no solo por el placer de hacerlo, sino porque ello conlleva a su vez a una expansión de nuestro conocimiento sobre la condición humana. Tal vez por este prurito, muchos de los relatos están escritos en clave fantástica, o sea, desdeñan las limitaciones realistas. Incluso hay un cuento con fantasma que corrobora aún más lo dicho.

Otra inobjetable constatación de la inclinación lúdica de Ocampo Madrid, es extremar la versión de un relato para continuarlo o controvertirlo a continuación con otra variación libre o perversión. El amante sueña con una amada no solo posible sino real dentro de la ensoñación telenovelera. Pero en el relato siguiente “Triste despertar de un amante a medianoche”, esa tentación de ser otro, se difumina en fracaso al convertirse y denigrarse en realidad real. Más adelante, en las tres versiones sobre “Hashem el Dios…”, el omnipotente se vuelve materia vulnerable a causa del amor humano, del vil deseo por la carne y su soledad divina, muy divina, pero finalmente mortificante. Como el vampiro, Dios desespera por ser eterno e infalible y nada como el amor para secularizarlo y convertirlo en mortal. Además, víctima de su invento y como en un tango, será arrastrado a la desesperación por una mala mujer. Estos tres relatos seguidos demuestran otra característica del autor: su penetración en mundos específicos para desarrollar sus tramas, aquí el conocimiento bíblico y su cosmogonía fundacional sirve de escenario para indagar sobre las la pasiones humanas. En sus novelas “El hombre que murió la víspera” fue el universo del Thánatos y en “Limpieza de oficio” el mundo del periodismo.

El amante fiel de medianoche

Existe una cierta voluntad misantrópica en estos relatos. Si un pájaro sinsonte pierde su maravilloso don para cantar por culpa de los hombres y la soledad, también los perros tienen lo suyo. En “El perro que hablaba en lunfardo”,  estos amigos del hombre se sublevan y desean ser como nosotros hasta que se dan cuenta de que esa aspiración está por debajo de su naturaleza feliz. Es decir, que transformarse en seres humanos no será precisamente una evolución de su especie sino una verdadera involución. Así mismo, para el jubilado protagonista del relato, las series de televisión y el cine en casa son actividades más entrañables que la rutina en sociedad. En “Todos los que no fuimos poetas” los libros son sin duda alguna más cálidos y humanos que los mismos humanos, sus verdaderos amigos memorables. Decía que ese rechazo a los ritos sociales y al convivir en comunidad reivindican, quizá,  la soledad y el ensimismamiento; el estar con uno mismo, la conversación con el yo, la intimidad.

Y aparece el Sr. Freud en un intenso relato llamado “Sigmund, el ingenuo intrigante”, y esa maravillosa conspiración  del Comité de los Siete Anillos, en donde en forma de intriga borgiana, siete de sus alumnos más adelantados complotan para modificar la psiquis humana e intercambiar su debilidad por la muerte, el Thánatos, para acercarla más a las delicias del Eros. Otro juego de inversiones.

Por último, añadir que el escritor de este conjunto de cuentos posee una rotunda consciencia sobre la materia del lenguaje. Este es, aparte de su ingenio y fantasía, su carta principal. Hay una búsqueda permanente, pero más que de la palabra precisa, de las palabras hermosas y sugestivas. Más que por la exactitud del lenguaje por su riqueza, su diversidad, su música, su resonancia fonética y semántica, su polifonía. Aquí también hay una cantata, escúchenla.

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