El viacrucis de la pensión

Por: Carlos Gustavo Álvarez G.

Como si no tuviera ya suficientes problemas, al cojo sistema pensional colombiano le salió otra pata, según un reciente informe de la Superintendencia Financiera. Nueve millones 600 mil personas que ahorran con la esperanza de tener una pensión algún día, no realizan aportes desde hace seis meses. Es decir, que de 19 millones 300 mil personas que cotizan para pensiones, el 49,7 por ciento permanecían inactivas, cero aportes desde marzo ni para Colpensiones ni para las privadas AFP.

La explicación de esta recesión pensional es simple, pero cargada de significados: la situación económica está mal, se pierden empleos y cada día más personas ingresan a ese purgatorio que se asume como independencia, pero que para muchos no es otra cosa que rebusque o informalidad. Lo cierto es que mientras se reduce la confianza de los hogares colombianos en la economía del país, crecen el desempleo y el número de personas que dejan de pagar el aporte para su pensión.

Así lo demuestra que en agosto, son 11 millones 500 mil los afiliados que no realizan aporte alguno, pues esa plata no existe o hay que dedicarla a, por ejemplo, costear el cada vez más caro mercado de comida y utencilios. De seguir por ese camino, son muchos quienes van a terminar como las personas de la Tercera Edad en las localidades de Santa Fe y Chapinero, que nunca tuvieron pensión y que hoy conforman una población creciente de pobres evidentes y ocultos. «Muchos hijos abandonan a sus padres o los visitan solo los fines de semana y les llevan algo de alimento, pero nada más –asegura Gerardo Ardila, secretario de Planeación de la Bogotá Humana–.

También están los afectados por la reforma al régimen de pensiones, que tuvo un impacto negativo sobre el empobrecimiento, porque al llegar a la vejez no tiene posibilidad de pensión, y no hay mecanismos de atención, ni de ingresos». Espero que las 11 millones de personas que no hicieron aporte en agosto, no estén engrosando la fila para tener un futuro de pobres, mientras unos pocos, con mesadas exhorbitantes, se comen la platica que está tan escasa.