viernes diciembre 20 de 2024

Los perdones del pueblo

30 noviembre, 2015 Fútbol, Fútbol Nacional, Opinión

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 Por Esteban Jaramillo Osorio

 Sorbos amargos los de Sachi Escobar, hace algunos años, cuando condicionó su permanencia  en el Once Caldas a la inmediata expulsión de Dayro Moreno por sus excesos etílicos. Sachi quedó en el asfalto, Dayro se cotizó y marcho al extranjero.  Situación similar enfrentó Julio Comesaña en el Junior, por las persistentes borracheras de algunos de sus jugadores, lo que minaba las pretensiones de título. Prevaleció su disciplina, pero se esfumaron los sueños de victoria y Comesaña perdió su cargo.

¿Un borracho en tu club? ¿Qué hacer con él?

 Los casos más conocidos de los últimos días comprometen a Luis Quiñones y a Johan Arango.

A Quiñones, expulsado de Junior por sus vicios y costumbres,  Santa Fe, que lo contrató, lo había indultado en el pasado, por  idénticos despropósitos disciplinarios. El interés era regenerar su vida, apoyado en experiencias del pasado. En ellas, intento  sin éxito Santa Fe reencauzar a Wilder Medina, quien había perdido su ruta competitiva, pero aprobó con Daniel Torres,  una muestra tajante de reivindicación  personal, familiar y deportiva, después de caminar por los laberintos de la vida fácil y desordenada.

Inflaman los vestuarios, las tribunas y los micrófonos, donde no  encuentran total solidaridad, los descarriados.

Se sabe que muchos de ellos provienen de familias atomizadas, escasos de formación en convivencia y compromiso, huérfanos desde niños, carentes de afecto, incapaces de manejar el dinero, el ocio y la fama. Perseguidos, además, por amigos sin escrúpulos y mujeres dadivosas y provocadoras.

Cruel batalla la de directivos y entrenadores, que se debaten en el dilema de la tolerancia o la expulsión definitiva, ante los desbordes de sus ídolos.

Conocido fue el caso del portero de Junior, agresor de su esposa quien indefensa mantenía su pequeño hijo en brazos, ante la observancia de la amante del futbolista, que lo acompañaba. Expulsado de su equipo, semanas después otro club ya lo había contratado.

Cuantos futbolistas con renombre, han recortado su vida deportiva, en desgracia publica, por no  haber entendido los alcances de los compromisos adquiridos. Son víctimas del olvido y del desdén de los aficionados, hastiados estos de sus escándalos en peleas callejeras, ruidos ensordecedores, arrebatos conduciendo vehículos desbocados y en general, comportamiento público inadecuado.

Sentida ha sido la ausencia de Quiñones en Santa Fe, por el rendimiento que había logrado, sin márgenes de perdón por la reiteración en sus actos. Y, en el caso de Arango, el Once Caldas ha asumido un margen de tolerancia extremo, para no perder de él, su valioso concurso en las finales.

¿Convivir con los borrachos? En ese aspecto cuando los astros brillan el pueblo si sabe de indulgencias.

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