¿Y si prueban con la verdad? Toda la verdad
Por: Ricardo Galán.—
“La falta de confianza en el proceso de paz obedece a que el gobierno ha probado todas las estrategias de comunicación y ninguna le ha funcionado”, dijo el viernes en Hora 20, el concejal de Bogotá, Juan Carlos Florez. Debatía en unos de los programas insignia de Caracol Radio, las posibles razones que llevaron al presidente, Juan Manuel santos a enviar a su hermano Enrique Santos a La Habana a “terminar lo que empezó”, según analistas.
Las reflexiones de los panelistas de Hora 20 me llevaron a publicar varios trinos en mi cuenta de Twitter @RicardoGalánO en los que preguntaba si la decisión del Presidente de enviar a su hermano mayor a La Habana significaba que había perdido la confianza en sus negociadores y que el gobierno había probado todas las estrategias de comunicación menos una: decir la verdad.
Estaba pensando en eso cuando vía Twitter llegó desde La Habana una respuesta. Timoleón Jiménez, el mismísimo comandante de las Farc me explicó: “Se trata de reforzar el trabajo de los plenipotenciarios en la mesa.” Y en otro trino escribió: “@JuanManSantos Conclave o Sínodo #VamosPorLaPaz, lo entienda Dr. De la Calle?”
Y ahí quedó el asunto. El Presidente, por supuesto, no respondió. ¿Qué es lo que no entendió el jefe de los negociadores, Humberto de la Calle que obligó al Presidente a “reforzar el trabajo de los plenipotenciarios en la mesa”?. Aún nadie contesta.
Y ahí creo yo, radica el problema. Por eso la mayoría de los colombianos no confía en el proceso de paz. Porque nadie contesta. Y cuando las dos partes responden o informan sobre algo lo hacen con verdades a medias. con documentos redactados para confundir en lugar de explicar. Con textos que se prestan a interpretaciones diferentes y divergentes, incluso por parte de quienes los firmaron.
Última prueba de esto es el famoso “Comunicado Conjunto” firmado por Timoleón Jiménez y Juan Manuel Santos, leído y avalado por los países garantes en el que, según se dijo, las Farc y el gobierno comunicaban los 10 puntos de acuerdo a los que habían llegado en materia de Justicia.
A las pocas horas resultó que los puntos no eran 10, sino 75 y que no era un acuerdo definitivo entre Farc y Gobierno en un tema esencial para el proceso de paz, sino un pinche “borrador para discusión” como se llama en la jerga burocrática a los apuntes de cualquier reunión.
Ese es el problema. Por hechos como ese es que la gente no cree en el proceso de paz. Porque no le dicen la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Y a tiempo. Siempre se entera de lo que pasa por chismes. Por filtraciones a los confidenciales de revistas, periódicos y portales de Internet.
Si el gobierno y las Farc en serio quieren conseguir la confianza y credibilidad de los colombianos en el proceso de La Habana deberían probar con la mejor estrategia de comunicación que existe, decir la verdad. Toda la verdad.
La llegada de Enrique Santos a la mesa es buena señal. Por lo menos la redacción de los comunicados conjuntos será supervisada por un periodista que, además de ser hermano del Presidente, siempre ha escrito y hablado claro.