martes noviembre 26 de 2024

Normas obsoletas

Germán Cepeda Giraldo

 Por Germán Cepeda Giraldo

Cuántas veces hemos escuchado «Detuvieron a un asesino…» y enseguida hemos pensado: «Malo, malo le van a dar casa por cárcel».

Todos queremos tener bien lejos a estos seres y, de ser posible, en un cementerio (en caso de existir, en Colombia, la pena de muerte).

 A raíz de la captura del habitante de calle, Fredy Armando Valencia Vargas llamado por sus captores (El Monstruo de Monserrate) que confesó, con la frialdad que caracteriza a estos desalmados asesinos, los crímenes y sus violaciones sexuales en contra de mujeres, también, adictas como él al efecto perturbador de las drogas, estamos estupefactos ante este macabro hallazgo por parte de las autoridades.

Y no es la primera vez que ocurren estos abominables hechos, ya en el reciente pasado hemos conocido nombres como: Luis Alfredo Garavito alias «La Bestia» quien purga condena, por el macabro ritual de la muerte en contra de más de 175 niños, en la prisión de alta seguridad de Valledupar; Pedro Alonso López, más conocido como «El Monstruo de los Andes» y quien está libre, óigase bien, libre luego de sembrar terror y muerte en más de 300 niñas en los países de Colombia, Ecuador y Perú. Otros nombres de estos asesinos que no podremos ni podrán olvidar los familiares de estas víctimas son: Daniel Camargo Barbosa, “El sádico del Charquito”; Manuel Octavio Bermúdez, “El Monstruo de los Cañaduzales”; Nepomuceno Matallana, “El Doctor Mata”; y otros desadaptados como John Jairo Moreno Torres, apodado como  “Johnny el Leproso”; el conocido “Hombre Fiera del Panóptico de Tunja”; o “El Monstruo de los Mangones”; y más recientemente, Javier Velasco Valenzuela, quien mató brutalmente, en horas de la noche del 24 de mayo de 2012, a Rosa Elvira Cely, en el Parque Nacional de la ciudad de Bogotá, D.C. http://www.vanguardia.com/actualidad/colombia/211512-un-asesino-en-serie-es-la-maldad-pura.

El anterior listado fue tomado del diario santandereano «Vanguardia Liberal».

Y seguimos creyendo que la justicia es benigna o permisiva con esta clase de seres despreciables.

No. Categóricamente no. La Justicia hace lo que puede ya que sus jueces, encargados de conocer y juzgar estos aberrantes hechos, tienen que limitarse a aplicar las penas establecidas en nuestro ordenamiento jurídico, pues de lo contrario estarían ellos mismos quebrantando la Ley.

En Colombia la máxima pena se estableció en 60 años, sin embargo, los reos pueden obtener diferentes rebajas por: «buen comportamiento», «trabajos hechos en los presidios», etc., etc., lo que les sirve para beneficiarse ostensiblemente (sea cual fuere el delito cometido por ellos).

Y como para adornar el pastel, resulta que, hasta el mismísimo Presidente de la República de Colombia, le pidió al Dr. Jorge Pretelt (presidente de una alta Corte) su renuncia, dizque para dignificar la Justicia, pero nada, Pretelt sigue ahí, acabando de quitarle color a una Justicia ya, de por sí, bastante descolorida.

En conclusión, no es que la Ley sea laxa o permisiva, lo que ocurre es que las normas son obsoletas.

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