domingo noviembre 17 de 2024

Otras guerras

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Por Esteban Jaramillo Osorio.

En el fútbol actual no gana la camiseta, por reconocido que sea el rival. Tiempos ha, los clubes colombianos abandonaron temores y complejos para competir de igual  a igual contra rivales que, por años, marcaron diferencias en nominas y presupuestos. La copa Liberadores hoy se ve cercana, mas como realidad que como un sueño.

Llega Boca a confrontar con Cali, marcha Nacional a enfrentar a Huracán, prepara Santa Fe sus herramientas para rivalizar con Corinthians, con aires de triunfo en las alforjas, llenas estas de ilusiones de los hinchas que han aprendido a creer en sus equipos.

Aun perdura en el recuerdo, y seguro estará por siempre, el día que Boca, hace 12 años, se marcho humillado de Manizales, sometido por el Once Caldas equipo sin figuras pero con brillo, que lo despojó de la copa y su titulo. Estaba Tévez, a propósito, antes de iniciar su explosivo y destacado recorrido por Europa.

Boca en Colombia, produce unas connotaciones especiales. Histórico club cuya leyenda esta consolidada con sus triunfos, agigantada, además, por periodistas apasionados, seguidores incondicionales.

Siempre, rivalizar con los argentinos tiene  aristas especiales, sobre  todo desde el cinco a cero de la selección, marca indeleble en la memoria, por sus efectos colaterales. Años atrás, distantes en el recuerdo, aparecen las guerras sucias libradas por los clubes colombianos con los argentinos cuando la libertadores se empañaba por la intromisión de dirigentes sin escrúpulos, que condicionaban árbitros y manejaban resultados. La mano negra tan vieja como el fútbol.

Buenos aires, Cali y Medellín, fueron epicentro, en tenso ambiente,  de batallas  futboleras entre los equipos de Bilardo, Zubeldia y Juan Carlos Lorenzo, fallecidos los dos últimos,  y otra serie de episodios que empañaron la competencia. El fútbol extendía sus tentáculos desde la cancha, hasta la calle y se ensuciaba el ambiente de tal forma, que la afición se mantenía en pie de guerra.

Con los argentinos, Pecoso Castro, técnico del Cali, siempre mantuvo una rivalidad sin concesiones. Viene desde la época de jugador, cuando se batía aguerrido en el Pascual Guerrero, con Zape, Caicedo, Escobar, Landuci, Umaña, el tola Scotta, Benitez, Otero y Valverde entre otros, hasta aquel incidente bochornoso cuando en medio de una bronca descomunal, dirimió diferencias con Husaín de River Plate, en cuartos de final de la copa.

Los tres equipos Colombianos tienen en su equipaje viajero, la idea de un titulo. Fútbol hay para ello. Ya no pasan las proyectos por ganar uno o dos partidos, porque los triunfos parciales en los últimos eventos dan pie a otras expectativas.

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