viernes diciembre 20 de 2024

Un acuerdo peligroso

09 febrero, 2016 Opinión Eduardo Lozano M.

Eduardo LozanoM

Por Eduardo Lozano M.

Por fin, luego de tanto tiempo se comienzan a ver resultados, al menos en la mesa de diálogos de la Habana, sobre un acuerdo de paz en Colombia entre guerrilleros y el estado colombiano, con la presencia del Presidente Juan Manuel Santos y el máximo jefe de las FARC Timochenko. (23 de Septiembre de 2015)

Algunos colombianos se encuentran satisfechos, pero una gran mayoría no.

Que llegue la paz a nuestro país parece sensacional y es lo que todos anhelamos, lo que poco o nada llama la atención es la condición en que se dan estos pasos.

Ya pasó la alharaca y es el momento en que los colombianos con cabeza fría analicemos si lo actuado en Cuba, estuvo bien o mal y de paso, revisemos con cuidado lo poco que han dejado conocer de los documentos y los acuerdos entre el gobierno del presidente Santos y la guerrilla de las FARC.

Hay un punto del que no se ha hablado o al menos se ha citado y que a mi manera de ver es muy preocupante.

En los diálogos que permitieron llegar a un principio de acuerdo se habla de desmovilización, cese al fuego, no más secuestros, no más ataques a la población civil, etc. pero no he podido encontrar un punto específico en el que se hable de una entrega de armas, teniendo en cuenta que la posesión y uso de las mismas es de carácter privativo y exclusivo de las Fuerzas Armadas de Colombia. Al menos eso es lo que dice la Constitución Nacional, salvo que en los acuerdos también se haya aprobado que pasando por encima de la Carta Magna, la guerrilla se quede con las mismas.

Esta situación es muy preocupante, teniendo en cuenta que si se les dan las garantías propuestas, tendremos un partido político armado que en cualquier momento y con el reconocimiento que se les da, vuelvan a empuñarlas en detrimento de la seguridad del país y con resultados impredecibles.

¿Por qué de este tema no se habla? Ni el gobierno ni la guerrilla lo han asumido.

Leyendo un poco de historia de Colombia, en otras oportunidades los subversivos han hecho entrega de las armas, antes de reingresar a la vida civil. Cito el caso del movimiento 19 de Abril M-19 y otros grupos menores. Acaso los negociadores del gobierno ignoran el peligro que esto representa?. Así pues que no cantemos victoria hasta que no quede muy en claro esto de las armas, que podrían voltearse en contra de quienes creen firmemente en que lo acordado en la Habana era lo ideal.

El Ex Presidente Pastrana

La otra noticia de mucha importancia y que nos pone a pensar a los colombianos gira alrededor de la posición adoptada por el ex presidente Andrés Pastrana, quien habiendo sido invitado por el presidente Juan Manuel Santos para conformar la Comisión Asesora de Paz, presentó su dimisión. Él, según una carta que hizo llegar al jefe del estado, tiene serias dudas sobre el acuerdo de justicia transicional entre el Gobierno y las Farc.

Dice Pastrana que él se había comprometido a acompañar «este noble propósito dentro de los límites de la Constitución», pero que el acuerdo logrado por el Gobierno y las Farc el año pasado ( 23 de septiembre de 2015) acerca de la justicia transicional «plantea complejos interrogantes sobre el rumbo de nuestra nación».

En otras palabras, que no está muy convencido de ciertos acuerdos que estarían en el marco de la impunidad.  Dice el expresidente que es «la mayor concesión lograda por las Farc tras la aceptación del narcotráfico como delito conexo a sus ideales'».

El ex jefe de estado dijo que ni como ciudadano ni como expresidente de la República puede «girar un cheque en blanco por un apresurado acuerdo clandestino» que tiende «una sombra de duda sobre la supervivencia del orden constitucional».

No hay que ser conservador, ni liberal, ni de ningún partido político, para entender la posición del expresidente Andrés Pastrana.

Pero volviendo al tema de las armas, insisto en que si no hay entrega de las mismas no puede haber confianza al participar con otros partidos en una contienda de corte netamente político y mucho menos cuando de debatir ideas se trata en la plaza pública.

Si yo fuera el candidato no compartiría escenario con el candidato de las FARC a sabiendas que él y sus seguidores están armados. Quién y cómo se garantiza que estas no volverán a ser usadas? Valdría la pena que esta parte se estudiara muy bien, antes de proseguir con el tema.

Como se refrendaría un acuerdo, si de antemano se sabe que la guerrilla tiene su arsenal? Parece que se ignorara el peligro que esto representa.

De qué sirve tanto aplauso en Washington y en el mundo, cuando vamos a vivir con la incertidumbre y rogando a Dios para “que ojalá no se vayan a poner bravitos”

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