Borís Godunov
BOGOTA, 17 de marzo_ RAM_ Uno de los mejores directores de teatro del mundo, Peter Stein, una gran compañía rusa y una obra maestra de Pushkin se reúnen en esta imponente puesta en escena, que se estrena internacionalmente en el XV FITB
Peter Stein es un enamorado de Rusia, por eso aceptó el desafío de dirigir Borís Godunov, la gran obra trágica del Siglo de Oro ruso, interpretada por los actores del Teatro Et Cetera de Moscú, y por Vladimir Simonov, un Artista del Pueblo invitado especialmente para encarnar al zar.
Peter Stein es célebre por afrontar desafíos monumentales como director de ópera y de teatro, como el de haber puesto en escena Los demonios de Dostoievski, cuya representación se prolonga durante 12 horas.
La obra de Pushkin es otro de sus retos, pues el espacio y el tiempo cambian con cada breve acto, que en su mayoría no dura más de dos minutos. El director consideró que esto hablaba de la modernidad de la obra y no de su irrepresentabilidad —como ha sido común afirmar—, decidió seguir al pie de la letra al autor y el resultado es una puesta en escena cinematográfica con tres escenarios contiguos, que llenan de dinamismo contemporáneo la pieza y contrastan con el clasicismo de la interpretación.
Basado en ilustraciones y grabados históricos, Stein quiso darles vida a algunos de ellos, como en la escena en la que el zar aparece hierático y majestuoso, bañado por una intensa luz dorada, que lo hace ver como una figura de un ícono resplandeciente. La escenografía es concentrada: una luz dorada sobre un fondo negro y el suntuoso traje del zar componen este cuadro, pero el resultado es de una profunda carga simbólica. Cada pequeña escena de la obra es representada con precisión y rigor semejantes. Baste mencionar que otra de ellas tiene como único decorado la magnífica campana del zar, que el director hizo reproducir en miniatura.
El argumento de la obra de Pushkin es shakespeareano: Borís Godunov sufre remordimientos, ama a su pueblo y está en riesgo de ser depuesto por un impostor. Pero el pueblo sabe que el zar ha manchado sus manos con la sangre de un niño; se comportó como Herodes y no obtendrá compasión.