Colombia:Un culto a Di Stefano y a Cruyff.
Por Esteban Jaramillo Osorio.
Exhibición de lujo. exquisita. El balón en paseo coqueto, manejado con destreza técnica, fiesta en la tribuna y el feliz reencuentro de una idea y un estilo.
Homenaje a “ mi vieja”, como la llamaba Di Stefano. Sin la pelota, imposible jugar al fútbol. “El Cuero” fue el protagonista fundamental en la victoria, por la dinámica de su uso, por su ir y venir de un lado a otro, aprovechando cuanto lugar había, para demoler a un rival hundido en su impotencia.
Colombia hizo fácil lo difícil. Aportaron todos. Desde James con su juego de etiqueta, hasta Daniel torres, con su overol bien puesto, raspando en las marcas para encontrar equilibrio.
La selección volvió realidad el fútbol imaginado, el soñado, para despertar de nuevo los sentimientos de la tribuna. Coherencia, inteligencia, pase, gambeta y gol, con espacios y esfuerzos compartidos.
Equivocado el Pibe Valderrama. Que pena contradecirlo. No fueron Bacca y diez mas, como él lo dijo en la antesala. Fue todo un equipo, un colectivo sólido, sin fisuras, con piezas unidas en el tejido invisible que da el buen trato al esférico, con el toque final de Bacca, en profunda relación con el gol, tan determinante como Sebastián Pérez, con su acrobacia a lo “kung fu”, o a lo Ibrahimovic, para concluir, con su sello personal ante la red, su recorrido interminable por toda la cancha.
Colombia, todo el partido, fue pensamiento y acción, con gestión adecuada de tiempos y espacios. Con paciencia en la elaboración, con el pase medido y una que otra gambeta fina, como aquella rompe cinturas, con que Cardona quebró una defensa agrupada, en estéril presión, en el preámbulo del segundo gol.
De la cancha salió, toda la tarde, un sonido maravilloso por las aproximaciones prometedoras a la portería enemiga, en algunos casos sin precisión , lo que evitó una histórica goleada. Todos los factores relacionados en función de equipo, tocando la sensibles fibras del aficionado, que vivía huérfano de fútbol desde el mundial.
No hace mucho, con Pékerman, se agotaba la paciencia. Pero un día llegó la reivindicación del fútbol como espectáculo, con él en el timón. Un homenaje a Johan Cruyff que lo pregonaba y con razones, en el campo, lo defendía, y a Di Stefano, con su culto a la pelota expuesto en su libro “Gracias, vieja”