El Roberto Carlos que conocí
Por Édgard Hozzman
Londonderry New Hampshire, 09 de abril_ RAM_ La inicial referencia que tuve del cantautor brasileño fue con su primer álbum en español “Roberto Carlos Canta a la juventud” en 1965. De allí salieron sus primeros éxitos para el mercado hispanoamericano. De los doce temas, seis fueron suceso. En su orden: “Mi cacharrito”, “Rosa Rosita”, “Es prohibido fumar”, “Amapola”, “Un león escapó” y “La chica del gorro”. Eran los años en que los productores discográficos se preocupaban por la calidad, no por la cantidad.
Los habitantes de los dorados años sesenta, bailábamos, vivíamos nuestros primeros afanes románticos y de infidelidad con el sonido de Elvis, el High School y las versiones al español que hacían en México y el elenco de La nueva Ola en Argentina. Eran bastante regulares, pero a nosotros nos sonaban maravillosas.
El cantante que irrumpió a los nueve años en el escenario de Radio Cochoeiro de Itapemirin, sorprendiendo a propios y extraños, interpretando un tema del ídolo norteamericano, Bob Nelson, era Roberto Carlos. Al novel cantante se le conocía como el hijo de Doña Laura y don Robertino.
Este intérprete volvía a sorprender a Hispanoamérica con su originalidad cantando sus creaciones, acompañado de una agrupación que fusionaba y dosificaba el Rock and Roll con el sonido brasileño.
A los doce años aprovechó el cambio de residencia de familia, buscó una mejor oportunidad en Río de Janeiro e interpretó los temas y ritmos de moda como boleros, canciones folclóricas y baladas entre actuación y actuación. Conoció a Sebastiao Rodrigues Maia el más tarde popular cantante y compositor Tin Maia. Con quien conformó “Los Sputniks”.
El Hotel Plaza los anunciaban como “Los Sputniks y su cantante Carlos Imperial”, vocalista al que asociaban con su forma interpretativa a la del gran Joa Gilberto. Cierto o no, la agrupación y su cantante lograron extender el contrato en el hotel y una oportunidad para grabar un sencillo con en el sello Polydor, con el que no pasó absolutamente nada, por lo que no tuvieron otra oportunidad.
Renato Corte Real, director artístico de Discos CBS los escuchó y se interesó por la voz líder de la agrupación a quien le grabó un disco de 78 rpm, “Cancao Do Amor Menhym” y “Brotinho San Juizo”, disco con el que tampoco paso nada en ventas. Lo importante y definitivo ocurrió: esta grabación fue la carta de presentación del cantante. Con él nacía Roberto Carlos a quien vi en directo en 1973 durante la primera visita que hizo a Colombia.
Se presentó en el Coliseo del Campín acompañado de su R 9, Luciendo un afro vestido informalmente, pantalón habano claro saco azul y una camisa clara desabotonada hasta el tercer botón, para que luciera y tuviera libertad de movimiento su gran medallón con la imagen de Jesucristo el que pendía de una gruesa cadena de oro, las mismas que años más tarde usaron los traquetos.
Apoyado en el atril jirafa para su micrófono, que le permitía apoyar el peso que recaía sobre su costado derecho, que no tenía la misma vitalidad del izquierdo, debido a la amputación que sufrió de parte de pierna derecha cuando fue atropellado por una locomotora el 29 de junio de 1947 a los seis años de edad.
Interpretó sus grandes éxitos: Yo te amo, Te amo, Detalles, Amada amante, Un gato en la oscuridad, Jesucristo, entre otros más.
El segundo disco de 78 rpm con CBS dos temas firmados por Roberto Carlos, “Nao e par mim” y “Louco por voce”, canción que se convirtió en el primer gran éxito, lo que le significó un contrato con TV Continental y Tupi TV, señales que dieron a conocer los primeros pasos del futuro ídolo.
En 1961 grabó su primer álbum, “Louco por voce”. Hoy después de 55 años de actividad artística y discográfica ininterrumpida ha vendido más 120 millones de álbumes, interpretando sus canciones en portugués, español, italiano, francés e inglés.
En 1983, como representante de CBS, lo recibí en Medellín a donde había sido contratado para la inauguración de la Discoteca Kevins, propiedad de José Ocampo “Pelusa”, personaje relacionado como hombre importante del Cartel de Medellín.
A su arribo al aeropuerto Olaya Herrera, en avión fletado para el cantante, sus músicos, manager y equipo de apoyo. A su disposición estaba una limosina Mercedes Benz, la que lo transportó al Hotel Intercontinental, en donde pude hablar y darle la bienvenida a nombre de Discos CBS Colombia. Lo noté incómodo por la gente que estaba manejando su contrato en Colombia y la ostentación de estos, por lo que se aisló, aceptándome únicamente dar una rueda de prensa, a la que asistieron los medios de la capital antioqueña. Aproveché la oportunidad para invitar a Rubén Darío Arcila Monsalve el popular Rubencho, periodista deportivo, quien fue la voz líder en el encuentro periodístico.
Si su incomodidad era manifiesta en el hotel, lo fue mayor durante su presentación a la que se dio cita la crema y nata del cartel de Medellín, por lo que la ostentación, soberbia, prepotencia estaban a flor de piel de los asistentes a la presentación de Roberto Carlos. Durante su actuación, a la media noche, el público alicorado no estaba sintonizado con el “Show del amor y la ternura”. El bullicio y la irreverencia daba identidad a la idiosincrasia Sui generis de los asistentes.
Por lo que ni invitados y menos Roberto Carlos quedaron satisfechos. No hubo avión fletado para su regreso, ni conexión inmediata, por lo que me puse al frente de esta tarea, para lograr las conexiones en Bogotá con VARIG.
Intenté capitalizar la escala obligada en Bogotá para organizar una rueda de prensa, a lo que se negó rotundamente Roberto Carlos quien me comentó que no quería que su actuación en Medellín tuviera ninguna trascendencia.
Desde Medellín hice las reservaciones de la Suite Nariño en el Hotel Tequendama donde descansó el lapso de la escala obligada.
A bordo de un vuelo de itinerario de Avianca, viajamos a Bogotá sorprendiendo a los tripulantes y pasajeros quienes no se atrevieron a pedirle autógrafos y menos fotos. El traslado Aeropuerto Eldorado al hotel lo hicimos en un taxi. A su llegada a la suite se mostró satisfecho con los arreglos florales que previamente me había solicitado, me pidió que deseaba estar solo y comenzó a hablarles a las orquídeas.
A su salida del hotel, nos devolvimos de la entrada principal, porque por esta no había entrado. Roberto Carlos, siempre sale por la puerta por la que entra a un recinto.
Un mes más tarde de la visita de Roberto Carlos a Colombia, Elba Pinzón, quien era mi secretaria, con gran misterio me leyó un télex enviado por CBS Brasil, no transcrito sino perforado que traía la anotación de “Confidencial”. Palabras más palabras menos, que decía: “Edgard, ha oído de algún ataque de la guerrilla en las cercanías de la frontera con Brasil? Por favor investigue en los medios. Estamos preocupados por Roberto Carlos quien salió en su yate a navegar por El Amazonas y hemos perdido contacto con el sin ninguna razón, ya que él tiene navegación y comunicación satelital”.
Afortunadamente dos días después apareció feliz y sin ninguna novedad el REY.
Roberto Carlos es un artista supersticioso, talentoso que ha encontrado un buen cause a su inagotable inspiración en el amor, la ternura, su fe y la naturaleza, su lírica y música invitan a reencontrarnos con el amor, Dios, la lealtad en la amistad y paz con el Universo.
Roberto Carlos es el artista Iberoamericano que mayor número de éxitos en ventas y difusión ha logrado, sin tener que recurrir a escándalos.