domingo noviembre 17 de 2024

“Los escritores importamos muy poco. Y nos lo tenemos merecido”

28 abril, 2016 Bogotá, Farándula, Libros, Variedades

Marta Sanz, ganadora del Premio Herralde 2015

  Lo dice Marta Sanz, la más reciente ganadora del Premio Herralde por su incisiva novela ‘Farándula’. Su presencia en la FILBo 2016 será otro de los platos fuertes de la Feria.

Marta Sanz nació en Madrid y es Doctora en Literatura Contemporánea de la Universidad Complutense. Ha publicado las novelas El frío, Lenguas muertas, Los mejores tiempos (Premio Ojo Crítico 2001), Animales domésticos, Susana y los viejos, finalista del Premio Nadal en 2006, Amour fou, La lección de anatomía, Black, black, black, Un buen detective no se casa jamás, Daniela Astor y la caja negra y Farándula, ganadora del Premio Herralde 2015. El canon de normalidad es su libro de cuentos. En 2007 publicó Metalingüísticos y sentimentales, una antología de poesía española contemporánea y es autora de tres poemarios: Perra mentirosa, Hardcore y Vintage. No tan incendiario es su incursión en el género del ensayo.

Farándula es una novela que explora el mundo del teatro con sus estrellas, actrices en decadencia; críticos y aspirantes. Sobre Farándula se ha dicho lo siguiente: “Marta Sanz no se parece a ningún otro escritor de este país. Utiliza la risa como herramienta de diagnóstico. Un texto borde, divertido, triste, puntiagudo, urgente”: Jorge Herralde, Editor de Anagrama.

“La última novela de Marta Sanz es corrosiva de punta a cabo. Constituye un carrusel desasosegante y necesario”, José-Carlos Mainer, Babelia, El País; “Quienes sostienen que la novela ha muerto como género literario de la modernidad, deben leer con toda urgencia a Marta Sanz… espacio de ficción marcado por una creativa ironía, la originalidad de atrabiliarios argumentos y grotescos personajes, así como una irrenunciable crítica social de humorística lucidez”, Jesús Ferrer, La Razón; “Una propuesta literaria tan singular, tan diferente a lo que se factura hoy día en España, una novela tan rica, compleja e inteligente. […] un lenguaje vivo, impetuoso, agudo, lleno de matices y de aristas, que se emparenta con nuestra mejor tradición española, desde Cervantes a Valle-Inclán, desde Quevedo a Cela. Y no, no exagero. Sanz es de las grandes”, Sara Mesa, Estado Crítico.

Marta Sanz, uno de los grandes nombres de la literatura española, estará presente en  la Feria Internacional del Libro de Bogotá, FILBo que se llevará a cabo del 19 de abril al 2 de mayo.

¿Por qué elegir el mundo del teatro como el medio ambiente de su novela Farándula? ¿No era más fácil escribir sobre el mundo literario donde hay también divos y divas, traiciones, odios y hasta críticos?

Hay varias razones. La primera tiene que ver con que yo necesitaba introducir un filtro que, de algún modo, separase el texto de mi vivencia autobiográfica, aunque es verdad que en Farándula se proyectan muchas de mis incertidumbres como persona que se dedica al oficio de escribir. En segundo lugar, me parece que los actores son más icónicos, tienen una visibilidad y una repercusión mayor en el ámbito social, de modo que sus opiniones políticas les generan más conflictos que a los escritores. Los escritores importamos muy, muy poco. Y nos lo tenemos merecido. En tercer lugar, el oficio de actor deja ver con más claridad que el de escritor algo que yo también quería contar en la novela: el hecho de que en las profesiones culturales también hay clases sociales que van desde la élite hollywoodiense hasta ese lumpen proletariado, compuesto por actores y actrices, que no pueden vivir de sus ingresos ni pagar una casa ni sus impuestos ni nada. Como siempre, se trata de desdecir tópicos y contar en una novela el cambio de un modelo cultural, auspiciado por el neoliberalismo, en el que nos están robando el significado de ciertas palabras clave -libertad, pueblo, cultura- y muchos tienen o tenemos miedo a perder un sitio.

Usted ha ganado varios premios literarios como el Herralde, ha sido finalista en el Nadal, ¿Qué piensa de los premios literarios?

Pienso que los premios, auspiciados por empresas privadas, son mecanismos de publicitar sus catálogos o procedimientos para descubrir autores que puedan reportarles beneficios desde el punto de vista de un capital simbólico y económico y que terminan coincidiendo en algún punto. Para los escritores y escritoras es una manera de poder acceder a más lectores y culminar de esa manera el sentido comunicativo que subyace a la escritura. Para mí, el Herralde ha sido un premio muy importante porque yo no acabo de llegar al campo literario y me ayuda a potenciar toda una trayectoria como escritora.

Su novela Black, black, black, no solo le significó su boleta de entrada al prestigioso sello de Anagrama, sino también es su incursión en la novela negra con detective incluido (Arturo Zarco)

¿Por qué cree que la novela negra está de moda otra vez en el mundo?

Porque la novela negra supuestamente sirve para denunciar los mecanismos de sociedades cada vez más corruptas. Sin embargo, creo que deberíamos ser un poco más reflexivos o cuidadosos como escritores que nos comprometemos simultáneamente con la realidad y con el lenguaje: vivimos en un sistema violento que genera discursos literarios también violentos. Cuando hablo de discursos literarios violentos no me refiero al hecho de que en una novela haya sangre y tiros, sino a que se utilizan mecanismos retóricos -la facilidad, el confort, la complacencia- que clientelizan a los lectores. Se produce un efecto paradójico que desactiva a la novela policiaca desde el punto de vista de su potencial de denuncia política: la novela que debería generar dudas e incomodidades al visibilizar toda la mierda que no queremos ver se convierte en el objeto de consumo por excelencia.

Usted es también poeta, cuentista y ensayista, ¿Cómo es su proceso de creación? ¿Escribe simultáneamente poesía, ficción y ensayo? ¿O cada género tiene su tiempo?

No escribo simultáneamente libros de géneros diferentes. Lo que sí es verdad es que opto por un lenguaje u otro, por un género u otro, en función de lo que necesito contar. Cada historia, cada idea, emoción, insatisfacción o duda, cada impulso comunicativo de la persona que escribe, han de buscar su propio lenguaje. Creo que en eso consiste el trabajo de escribir: en acotar lo que no se entiende de la realidad, lo que molesta o duele, en observar, para después buscar las palabras que nos permitan indagar, conocer, profundizar en lo real. Me gustan los libros en los que el exceso del lenguaje y sus metáforas apuntan hacia fuera del texto.

¿Qué piensa de la actual situación política española en donde ninguno de los dos grandes partidos españoles, directos herederos de la Transición, logran convocar a la mayoría de los votantes?

Pienso que, en esta situación, los partidos políticos de derechas tienen todas las de ganar. Porque a los partidos de izquierdas les cuesta mucho trabajo llegar a acuerdos: tal vez esa dificultad se relaciona con el sentido crítico que la izquierda lleva impreso en su ADN y también con la conciencia de la Historia. A veces no somos gente demasiado práctica.

¿Nos puede recomendar dos novelistas y dos poetas españoles?

Dos y dos son muy pocos. Novelistas os recomiendo a Luisgé Martín, Isaac Rosa, José Ovejero, Fernando Royuela, Sara Mesa, Juan Vilá, Cristina Morales, Pilar Adón, Carlos Pardo, Berta Vías Mahou, Oscar Esquivias, Nuria Barrios. Poetas os recomiendo a Erika Martínez y Rafael Espejo, dos escritores jóvenes muy rigurosos y con un gran futuro.

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